1. Hoy es viernes...


    Fecha: 03/07/2023, Categorías: Sexo Interracial Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... vistió aquel pene erecto con el condón y, sin pausa, procedió a montarse en él, embistiendo con los movimientos de sus caderas el cuerpo de Christian, que ahora sí parecía animarse. El acariciaba sus nalgas mientras ella rítmicamente lo cabalgaba, empezando a gemir con cada embestida, porque el miembro de aquel penetraba bien adentro de su cuerpo. Christian, mientras ella continuaba su faena, descargando toda la ansiedad que había guardado toda la noche, hasta ese momento, la despojó de su corpiño y empezó a amasar sus senos con inusitada pasión. Le gustaban los senos de mi mujer. Era evidente.
    
    Laura controlaba sus embestidas y, con cada embestida, gemía más y más a medida que se excitaba con la sensación que le generaba el roce del aquel pene dentro de su vagina, la cual parecía pequeña para tan inmenso y erecto miembro. Nunca la había visto cabalgar a un hombre de esa manera, y el sillón y la disposición de Christian lo permitían. Siguió así en interminables movimientos hasta que lanzó un gemido intenso, y agachó su cabeza para besar a ese macho, en agradecimiento por estar allí, disponible para su goce y satisfacción.
    
    Ella siguió retorciendo su cuerpo sobre el de él, pero ya no con tanta intensidad, así que Christian asumió el control. Le indicó que le permitiera levantarse. Ella obedeció, dejó que él se incorporara, pero se apoyó sus rodillas en el sillón y sus manos en el espaldar, por lo cual su corneador entendió que ella quería que la penetrara desde atrás, en ...
    ... posición de perrito. Y así lo hizo. Prácticamente, sin darle tregua ni descanso, acomodó la punta de su pene en la vagina de mi mujer y, sin demora, la penetró mientras dedicaba sus manos a explorar todos los rincones del cuerpo de mi esposa.
    
    Me fascinó ver que su miembro no entraba del todo en la vagina de mi hambrienta Laura. Era evidente que el tamaño de aquel tronco superaba en mucho la capacidad de esta para alojarle, pero su elasticidad le permitía ajustarse al grosor de su virilidad. Christian empujaba dentro de ella, una y otra vez, y me parecía que la excitación de ella llegaba mucho más rápido que la de él, a quien se le veía relajado y posesionado en su papel de macho corneador. Todo un macho alfa, viril y aguantador. Ella, en la plenitud de su goce, estaba otra vez gimiendo a viva voz, expresando la inmensa emoción que aquel hombre le estaba proporcionando. Y, una vez más, alcanzó su orgasmo acompañado de un profundo grito.
    
    Christian se retiró, sentándose en el borde de la cama. Y ella, dándose un respiro, le hizo señas de que esperase, y le diera tiempo para tomar aliento. Yo, entendiendo la situación, invité a aquel a que se tomara un trago mientras tanto. Yo le dije que no se iba a arrepentir, me dijo. No lo dudé por un instante, le contesté. Bueno, brindemos por la oportunidad de conocerle y tenerle aquí. ¡Salud! Y ¿qué hicieron mientras yo fui por los condones? pregunté, porque me imagino que no se dedicaron a conversar. No, ciertamente no, respondió ...