El lado oscuro de Luna (C. 3): Dando por primera vez el culo
Fecha: 03/07/2023,
Categorías:
Anal
Autor: D. Alexander, Fuente: CuentoRelatos
– Y por cierto Luna, me llamo Luciano, me puedes llamar por mi nombre – sí ya lo sabía, pero prefería decirte “mi terapeuta” que tengas buenas tardes, nos vemos.
Luna salió de ese lugar nuevamente inconforme y ahora se le agregó la vergüenza por su estupidez de pensar que podía seducir aquel hombre que tanto le llamaba la atención, sin contar el coraje que sentía al verse rechazada, y si antes tenía un sinfín de preguntas dando vueltas en su cabeza, ahora tenía una mezcla de sentimientos encontrados.
– Madre vamos, te invito a pasar una tarde diferente, vamos a divertirnos un poco – ¿Cómo te fue? – Hablamos de eso después – okey, por tu cara como que no te fue muy bien.
– Quiero ir a un sito a que comamos y tomemos algo, quiero relajarme, y aprovechamos para conversar de varias cosas, de verdad que deseo hacer cosas que nunca he hecho.
– Su madre se queda mirando y le dice – está bien hija, como tú quieras, sabes que deseo ser algo más que tu madre, quiero ser tu amiga y que confíes en mí, sé que te guardas muchas cosas y que me cuentas muy pocas – está bien mamá.
– Luna y su madre llegan a un bar, el lugar está casi vació por la hora, aparte de ser el segundo día de la semana, las personas están trabajando y luego uno que otro sale de su estresado día laboral a tomarse algo y luego regresar a casa. Se sientan el barra, observan todo el lugar, el braman se acerca y le pregunta – ¿Que van a ordenar? Al cual Luna responde – ¡Hola! Por favor tráeme la carta para ...
... pedir algo de comer y luego pediremos de tomar – está bien, estoy a sus órdenes, cuando quieran, me dicen.
Mami ¡Quiero tomar y tomar hasta ya no poder más! Me quiero emborrachar “jaja” – hija por Dios – es en serio mami, así que hoy serás mi compañera de tragos y mi confidente, un noche de chicas, así que a disfrutar – pero si tu no toma ¡Bueno mi niña tu sabrás! Aquí estoy para ti.
–Se acercó el chico de la barra para tomar la orden, ellas pidieron fajitas mexicanas y un par de cervezas, seguían conversando y riendo de sus pocas anécdotas pasadas, el barman solo las observaba y sonreía al escuchar sus historias cada vez que pasaba cerca de donde ellas estaban, Luna por momentos le regalaba una mirada con una sonrisa y él se la devolvía mucho más picara, su madre notaba el coqueteo de ambos y a ella también le estaba llamando la atención aquel chico de unos 35 años, alto, de barba poblada, piel morena, rasgos toscos y cabello crespo, con una sonrisa retorcida, un poco musculoso, con un poquito de panza, y buen trasero que le hacía lucir muy bien el pantalón que llevaba puesto, ella lo detalló por completo. Pero el chico insistía en hacerse notar con Luna, al verla le guiñó el ojo y mostró la blanca dentadura con su encantadora sonrisa, cosa que a Luna la cautivo.
El tiempo pasaba y ya el licor estaba haciendo efecto en ambas, sobre todo en Luna que no está acostumbrada a beber; ya hablaban en tono más alto y las miradas hacía el bartender eran más atrevida, cosa que ...