Confinamiento con mamá
Fecha: 03/07/2023,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
La historia que voy a contar ocurrió durante el estado de alarma decretado por el gobierno en marzo de 2020 debido a la alerta sanitaria provocada por el coronavirus.
Antes de nada, me presentaré. Me llamo Rafa, tengo 35 años y vivo en Castellón de la Plana. Desde hace unos meses, vivo en casa de mi madre, ya que me he quedado en paro y las dificultades económicas por las que estoy pasando me impiden pagar un alquiler. Así que me he visto obligado a volver a casa. Mi madre lleva tiempo viviendo sola y está encantada de volver a tenerme a su lado para hacerle algo de compañía.
Desde que empezó el estado de alarma, hemos llevado muy bien el confinamiento. Nos hemos organizado perfectamente para hacer la compra, cocinar, limpiar la casa y tener bastante tiempo libre que yo dedicaba a leer, ver películas, hacer algo de deporte etc… Lo que peor llevaba era el tema de la abstinencia sexual, a pesar de que de vez en cuando me retiraba un rato a mi cuarto y me dedicaba a masturbarme para aliviar así la tensión sexual acumulada. Y digo tensión sexual acumulada porque uno no es de piedra, y mi madre, seguramente porque llevaba años viviendo sola, se paseaba continuamente por la casa a todas horas bastante ligera de ropa, por no decir casi desnuda.
La verdad es que yo nunca había visto a mi madre con otros ojos que no fueran los de un hijo hacia su madre, aunque he de reconocer que me producen muchísimo morbo y excitación las relaciones incestuosas maternofiliales, pero siempre ...
... he considerado esto como una mera fantasía, que he utilizado en numerosas ocasiones para mis “trabajos manuales” pero nunca pensando en mi madre.
Como digo, mi madre se paseaba por la casa bastante suelta. Había días que solo llevaba puestas unas braguitas y una camiseta, otros días se quedaba solo con unas braguitas y una bata de estar por casa bastante corta y otros días salía directamente de la ducha con un albornoz sin ropa interior y se quedaba así todo el día. Todas estas circunstancias no pasaban desapercibidas para mí y poco a poco fui dándome cuenta de que por las tardes en mi habitación estaba empalmado y no dejaban de pasar por mi cabeza esas imágenes de mi madre que había visto durante el día. La cosa iba a más, hasta que llegué a hacerme alguna paja fantaseando con que mi madre entraba en mi habitación y me hacía una mamada o se sacaba sus enormes tetas y me hacía una rica cubana hasta que mi polla explotaba y llenaba su cara de caliente y espeso semen.
Mi madre es una mujer madura de 55 años pero se conserva magníficamente. Es morena con el pelo largo y ondulado, tiene unos pechos generosos, amplias caderas, cintura estrecha, y muslos y culo firmes. Vamos, que es una buena hembra. El único problema es que es mi madre y esa barrera hace que solo otros podrán follársela, yo me tengo que conformar con fantasear en mis momentos onanistas, cosa que ya me parece ir demasiado lejos. A veces me hace sentir mal el hecho de tener esos pensamientos sucios y lascivos ...