Confinamiento con mamá
Fecha: 03/07/2023,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... seguí pajeando cada vez más rápido, centré mi mirada en aquellas magníficas tetas y me corrí de manera sublime intentando no hacer mucho ruido. Salí con cuidado del baño con las manos llenas de lefa y cruzando los dedos para que mi madre no se hubiera dado cuenta de lo que acababa de pasar. Me acababa de hacer la mejor paja de mi vida hasta el momento. ¡Dios, bendito confinamiento!
Otra tarde, estábamos los dos en el salón. Habíamos puesto una película y yo mientras hacía algo de ejercicio en la bicicleta estática. Mi madre veía la película tumbada en el sofá. Se había quedado medio dormida y yo estaba más pendiente de mirarla a ella echada en el sofá que de seguir la película. Dejé la bicicleta y me puse a hacer unas abdominales sentado en la alfombra a los pies del sofá donde yacía dormida ella. Cada vez que me echaba hacia atrás podía asomarme por debajo de mi madre y las vistas eran maravillosas. Me di cuenta en seguida de que no se había puesto bragas ese día, y rápidamente mi polla reaccionó poniéndose como una roca. Perdí la cuenta de las abdominales que hice, pero disfruté enormemente cada una de ellas. Al acabar fui al baño a ducharme. Ella dormía. Me metí en la ducha dejando la puerta del baño entreabierta, fantaseando como siempre con que mi madre vendría y me comería la polla entera. Mientras me duchaba no dejaba de pensar en mi madre recostada en el sofá sin bragas y comencé a menearme el rabo enjabonándomelo con ambas manos. Qué curioso, hace unos días ...
... era mi madre la que se enjabonaba en la ducha y yo la miraba desde fuera pajeándome, y ahora era yo el que estaba ahí, bajo el agua, pero no estaba ella. Busqué con la mirada el espejo para ver el sitio desde el que yo me había pajeado la otra tarde observando a mi madre, cuando me pareció ver una sombra pasar por el pasillo. No podía ser, mi madre estaba dormida profundamente en el sofá y no había oído ningún ruido que mi hiciera pensar que se había levantado. Seguí con mi ducha y mi paja, mirando de reojo al espejo para vigilar. En un momento dado, la sombra volvió a pasar pero esta vez se quedó en la puerta. La claridad que entraba desde fuera del cuarto de baño por la rendija había desaparecido. Dudé unos instantes pero pensé que no estaba haciendo nada malo, masturbarse es algo natural, y continúe meneándomela hasta el final, eyaculando de manera portentosa contra la pared de la ducha y emitiendo algún que otro jadeo de manera discreta. Entonces, la sombra desapareció. Yo estaba perplejo, ¿había estado mi madre espiándome mientras me duchaba y me meneaba la polla bajo el agua? Con solo pensarlo me ponía cachondo, pero seguramente había alguna otra explicación más racional para lo que acababa de pasar. Me sequé, me vestí y me fui a mi habitación. Al pasar por la puerta del salón, vi a mi madre sentada en el sofá mirando la película.
Esa noche, durante la cena, el ambiente no era el mismo que en otras ocasiones. Ambos estábamos sentados en la mesa del salón comiendo un ...