Confinamiento con mamá
Fecha: 03/07/2023,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... bata, permitiéndome ver su desnudez ya que no llevaba ropa interior. Sus pechos se asomaban tímidamente a través de su escote. Para entonces yo había soltado mi pene. No daba crédito a lo que estaba pasando, pero mi enorme polla sí, ya que permaneció erguida cual mástil ante el temporal. Mi madre se arrodilló ante mí mirándome a los ojos, se abrió la bata, cogió con sus manos aquellas enormes tetas y las colocó a ambos lados de mi verga. Empezó a frotarlas arriba y abajo con una cadencia dulce, cálida y suave que mi pene agradeció poniéndose más duro si cabe. Yo la miraba a los ojos, y ella a mí. Y sus tetas en mi polla. No sé cuánto tiempo me estuvo pajeando, yo estaba en otra dimensión y perdí la noción del espacio-tiempo. Mi polla chorreaba y lubricaba aquellas dos tetas maravillosas de piel tersa y pezones duros que notaba clavarse en mis piernas. Tras un buen rato, mi madre se levantó. Yo no había eyaculado, pero estaba a punto de reventar. Mi pene temblaba de excitación. Mi madre se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta, sin decir nada. Pensé “gracias mamá, ambos sabemos que esto no ha estado bien, pero quedará entre nosotros. Ahora, yo acabaré de hacerme esta paja que me has regalado y mañana será otro día y todo habrá quedado atrás”. Mi madre llegó a la puerta, dudó unos instantes y entonces, para mi total desconcierto, la cerró y si giró. Caminó de nuevo hacia mí, despacio, tímida, insegura. Dejó caer la bata en el suelo y completamente desnuda se arrodilló en ...
... la cama. Entonces pronunció entre susurros las tres palabras con las que yo había soñado tanto tiempo y que ahora escuchaba salir de su boca: “ Fóllame, hijo mío”. Yo no me podía creer lo que estaba pasando. Pero instintivamente me levanté, me acerqué a ella, me agarré la chorreante polla con mi mano temblorosa y la aproximé muy despacio a la entrada de su vagina. Tenía a mi madre ante mí a cuatro patas, ofreciéndome su coño depilado, húmedo y caliente. Me quería correr ya mismo, pero tenía que aguantar, estaba a escasos dos centímetros de follarme a mi madre y sí, quería hacerlo. Noté el contacto con la húmeda piel de su coño y empujé suavemente. Poco a poco fui perdiendo de vista mi polla, que se abría paso en aquella cálida gruta que era el coño de mamá. A medida que entraba podía escuchar el jadeo constante y amortiguado que emitía mi madre. Yo permanecía callado, gozoso, excitado. Se la metí entera y permanecimos así unos segundos. El tiempo se paró. Yo me quería correr ya. No me podía mover o me correría. Acariciaba sus muslos, sus firmes nalgas, estiraba los brazos para poder llegar a aquellas tetas imponentes, notaba sus pezones duros. Mi polla quieta allí dentro, notando las contracciones de su vagina, que me volvían loco. No podía más y quise decírselo a mi madre. Por fin, pude decirle aquellas palabras que jamás pensé que iba a decirle nunca: “Mamá, me quiero correr dentro de ti”. Mi madre se giró levemente hacia mí y me contestó: “Fóllame hijo mío, y córrete bien ...