1. El Ayudante (Cap. 6): Jugando con Irene


    Fecha: 14/07/2023, Categorías: Hetero Autor: JoKe316, Fuente: CuentoRelatos

    ... parar al suelo. "Bueno, pásame una carta. Ya no queda nada." Sonrió. "¿Crees que podrás ganarme?"
    
    Su ceño volvió a arrugarse, pero hizo como se le dijo y tomó dos cartas, dándole una a él. Ni siquiera se dio cuenta que él había usado el mismo mazo. "No sólo lo creo. Lo," Se detuvo, alzando sus finas cejas con sorpresa al ver lo que le había tocado. "Lo sé." Y sonrió.
    
    Al mismo tiempo, ambos enseñaron sus cartas. Y el Ayudante logró fingir un gruñido de molestia. "Así parece." Con una Reina, ella le ganaba a su muy bajo Dos de tréboles. Pero, afin de cuentas, todo había salido como quería.
    
    "¡Sí! ¡Yo gano! ¡Gano!" Dio saltitos de felicidad y por poco casi se cae. Suerte que unos brazos fuertes la atraparon. "Yo gano." Sonrió a lo Irene, alzando un tanto sus cejas. Risueña y encantada ante la victoria.
    
    "Tú ganas." Y él también sonrió, de lado. Casi perverso.
    
    "Uhm, pero," Y finalmente cayó en cuenta de lo que había ganado en realidad.
    
    "El bóxer." Él, rápido, la interrumpió. Con sus manos firmes la tomó de los hombros y empujó hacia abajo para hacerla ceder.
    
    "No es..." Abrió sus ojos, sus mejillas adornadas de un tinte rojo, un poco por la vergüenza, un poco por el alcohol. Fue cayendo, empujada por las manos ajenas, hasta quedar de rodillas frente a él. Y frente a ese enorme bulto que la esperaba. Que la venía esperando desde que empezaran con ese juego. "No es necesario..." Susurró esas palabras, y mordió su labio inferior.
    
    "Has ganado tú. Debes hacerlo, ...
    ... es lo que corresponde." Le acarició el cabello, casi con cariño, pero era más un ligero empuje para que pegara más su angelical rostro a su abultada entrepierna.
    
    "Uh," Su nariz fue a quedar afirmada contra la tela de la prenda interior, y tragó saliva de nuevo, un tanto perdida. Un curioso olor empezaba a invadir sus sentidos, nublando su razón. "¿Seguuro?" Pero él no tenía que llegar tan lejos sólo por perder. Pobre, debía estarse muriendo de la vergüenza.
    
    "Sí, está bien."
    
    Asintió con la cabeza, separando su cara para poder contemplar mejor la, la prenda. Con sus delicadas manos tomó a los bordes del bóxer y, a puño cerrado, empezó con su tarea de bajarle la ropa interior. Sus ojos se fueron abriendo cada vez más, impresionados, cuando un enorme miembro empezó a ser descubierto. Su respiración se entrecortó, y su boca empezó a salivar más de la cuenta. Así que realmente la tenía así de, de grande.
    
    "¿Qué tal?" Pero no hubo respuesta, al menos no inmediata. Y eso le hizo sonreír. Ya la tenía.
    
    Ella tragó saliva de nuevo, a medida que, centímetro a centímetro, dejaba a la vista esa robusta barra de carne. Gruesa, enhiesta. Y ese hedor. Dios. El hedor la estaba intoxicando más que el alcohol que se había bebido. Era el olor a sexo, a masculinidad, a hombre, más intenso que había sentido en su vida.
    
    "Eso, despacio." Y se permitió sonreír más al ver como la morocha removía sus muslos, frotándose incómoda, caliente.
    
    Como le decían, fue bajando lento la dichosa ...
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