1. Eran las tres de la mañana


    Fecha: 28/06/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Maduro Salido, Fuente: CuentoRelatos

    ... por cierto, que buena idea montar una cama grande a mi hijo. Le pedí:
    
    - ¿Te sabría mal hacerme un striptease?
    
    - Faltaría más. Aunque este pijama no ofrece muchos alicientes. Si lo llego a saber me traigo otras cositas.
    
    Que bien habla esta niña, pensé, y que buena está. No comprendía como no me había sentido hechizado por ella como me había ocurrido con las otras amigas tetudas. Se puso de pie y empezó a contonearse y daba gloria verla. Empezó a bajarse el pantalón del pijama y pensé que era un error porque debería haber empezado por la camiseta. Después de ver sus braguitas blancas virginales y comprender que no llevaba sujetador, por los pezones erguidos que se manifestaban bajo la camiseta, estuve de acuerdo con haber empezado por el pantalón. Después de ver sus tetitas todavía me quedaría por descubrir su rajita oculta bajo las braguitas virginales. Después de quitarse el pantalón y menear su culito un par de veces y dejarme admirar unas piernas y unos muslos de película, porque resultó que de anoréxica nada, estaba en la medida perfecta, no le faltaba ni le sobraba un milímetro, empezó a jugar con su camiseta, con un levanto-bajo que me empezaba a poner nervioso.
    
    Lo cierto, es que, después de pensar en ello, creo que la escena era la de una profesional de tres pares de narices que actúa como una principiante. Cuando finalmente levantó su camiseta y me dejó ver sus tetitas, comprobé que eran un buen par de tetas. Alucinante. ¿Cómo no me había sentido atraído ...
    ... por esta niña si mi hija siempre me estaba diciendo el éxito que tenía y lo estupenda que estaba? Tal vez por eso mismo. Una vez desnuda se acercó y me besó en la mejilla preguntándome:
    
    - ¿Le gusto o lo dejamos?
    
    - Que va, cariño estás estupenda, estaba pensando que no me lo podía imaginar. Creía que estabas muy delgada y ahora compruebo que estás perfecta.
    
    - Gracias. Va a disfrutar como nunca, o como hace mucho tiempo. ¿Cuánto tiempo hace que no ha estado con una jovencita como yo?
    
    - En la vida he estado con un bombón como tú.
    
    - O sea que le apetece un montón.
    
    - Ni te lo puedes imaginar cielo.
    
    Para entonces ya me había quitado la camisa, mientras me besaba un pezón me acariciaba el otro con la mano izquierda y, con la mano derecha, me desabrochó el vaquero y me acarició el pene que estaba de un tamaño mayor al que normalmente se ponía en las relaciones con mi esposa, salvo en el momento de eyacular.
    
    - Es guapa y suave y está muy dura. ¿No usa usted calzoncillos?
    
    - No me apetecía llevar los que tenía puestos.−Su espontaneidad me dejaba completamente desarmado- Me he lavado. -Dije torpe e inocentemente–
    
    Y arrepintiéndome tan pronto como lo dije, preocupado por lo que podría pensar. Mira que si le da por pensar que le estoy sugiriendo que me la chupe, que por otra parte me apetecía un montón
    
    - Yo también. Huela. –poniendo su cuello junto a mi nariz, dejo caer mis pantalones al suelo y pasó sus manos a mi tórax.
    
    - Hueles divinamente. ¿Qué colonia ...
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