Antonio, mi vecino favorito
Fecha: 17/07/2023,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Ifigenia, Fuente: CuentoRelatos
... entretenida escena. Resignada, me acerqué a los dos hombres que presenciaban mi desgracia e hice entrega del paquete culpable de todo. Quien supuse que era Antonio hacía todo lo posible por contener la risa y el domiciliario, reticente, tomo el paquete, me dio una sonrisa como de disculpas y se fue.
Allí estaba yo, en medio del pasillo de lo que era mi nuevo hogar, prácticamente desnuda y solo con una toalla para cubrirme.
-Así que tú eres la nueva vecina- dijo conteniendo una carcajada -mucho gusto, mi nombre es...
-Antonio- le respondí, me miró extrañado y por fin se le quitó esa sonrisa de su rostro, ahora fui yo quien se río un poco con su expresión. Le expliqué lo que había sucedido y que por eso suponía que era su nombre -Mucho gusto Antonio, yo soy Adriana y no sé qué hacer ahora que mi puerta se cerró, no tengo llaves y tampoco mi teléfono.
-Adriana, no te preocupes, yo tengo el número del encargado del edificio, a lo mejor tienes suerte y aún no se ha ido, sigue, puedes entrar a mi casa para que no estés allí sola y con frío-
Claro, tuve a acceder a los ofrecimientos de mi vecino, era lo más sensato que podía hacer en ese momento.
Le agradecí su hospitalidad y tome asiento, mientras él llamaba a él encargado. Como pueden intuir, lógicamente, ese no era mi día de suerte. -Adriana, lamentablemente, el encargado ya está en su casa, pero como es un buen amigo mío y una buena persona accedió a regresar y ayudarte, así que me debes una.-
Mientras decía ...
... eso se me quedo viendo muy detenidamente, y es que en ese momento yo había cruzado las piernas, cosa que hizo que la toalla se encogiera un poco, mostrando mis piernas en todo su esplendor. Honestamente no lo hice para provocarlo ni mucho menos, eso era algo que hacía de manera automática, sin pensar. Entonces fui consciente de mi desnudez, por lo que automáticamente descruce las piernas, lo que fue peor, él clavó su mirada en mi entrepierna, no disimuló ni un poco y toda esta situación me estaba empezando a calentar.
Él era un hombre muy bien parecido, tenía unos 45 años (aunque aparentaba menos) pero se notaba que le gustaba estar en forma, de hecho, al parecer cuando llego el domiciliario se estaba ejercitando, tenía una musculosa ceñida al cuerpo en la que se notaban sus músculos y un short que dejaba ver tanta pierna casi como mi toalla, una barba bien definida y cabello corto con algunas canas.
Yo soy una mujer de 28 años, de piernas largas y gruesas, con buenas tetas y buen culo, de cabello largo y negro, tez trigueña y ojos marrones.
Mientras me miraba de esa forma solo pude pensar en lo que ese hombre podría hacerme y eso solo hizo que me incomodara más. Le di las gracias mientras intentaba romper las leyes de la física para que esa toalla me tapara mas. Al parecer se dio cuenta de mi incomodidad lo que lo hizo sonrojar un poco, algo avergonzado me ofreció ropa para que estuviera más cómoda y con menos frío. La acepté totalmente agradecida, y comenzamos una ...