1. Mi hija y el messenger: Cosas de familia (Parte 2)


    Fecha: 18/07/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Dark knight, Fuente: CuentoRelatos

    ... mojando de manera copiosa su vagina.
    
    Pamela empezó a sollozar quedamente sin atreverse a levantar la mirada para ver a Patricia. Finalmente musitó con una voz apenas audible.
    
    - Perdón ama. Perdóname por favor.
    
    Patricia de pronto la vio como la niña adolescente desvalida que prácticamente se había convertido en otro miembro de la familia y le abrazó. El torso desnudo de ambas les transmitía la tibieza de la piel de la otra y Pamela se recargó en el pecho de Patricia sin poder aplacar sus sollozos. Patricia le acarició el pelo y finalmente le dio un ligero beso en los labios.
    
    - Creo que con eso es suficiente para mostrarte el poder de la mente y lo excitante de ceder el control. ¿Qué te pareció? – Le dijo Patricia sin dejar de acariciarle su rubio cabello.
    
    Pamela la miró con la mirada enturbiada, sus mejillas mojadas y tocó los pechos firmes y excitados de Patricia.
    
    - No me dejes así, por favor, Patricia. Ayúdame. – Su gesto compungido le pedía que siguieran con aquello. Patricia sabía que no habría vuelta atrás y, adoptando un papel de mamá comprensiva, le dijo
    
    - ¿Estás dispuesta a hacerlo a mi manera? – Patricia la miró de forma enigmática y se encontró con la mirada sumisa y excitada de Pamela. Totalmente entregada en sus manos.
    
    - Si, ama. Como tú quieras. Haz lo que quieras conmigo. Te cedo el control de mis sensaciones a partir de ahorita…
    
    - Bien, perrita. La palabra clave que usarás cuando quieras salirte de nuestro juego o sientas que ya no ...
    ... puedes mas es “Excalibur”. ¿Estás de acuerdo?
    
    Pamela asintió en silencio, repitiendo la palabra solo con el movimiento de sus labios.
    
    - A partir de este momento, no puedes objetar a nada de lo que te ordene hacer o te haga a menos que uses esa palabra. ¿Está claro?
    
    - Si, ama. – Asintió Pamela.
    
    - Quédate aquí en la silla y quítate el pantalón, pero deja tus braguitas puestas. No te las puedes quitar aún. Te puedes tocar todo lo que quieras en lo que regreso.
    
    - ¿A dónde vas, ama?
    
    - ¿Me estás preguntando a mí, perrita?
    
    - Perdón, ama. Aquí te espero.
    
    Cinco minutos después, Patricia regresó con un cinturón de Ricardo. Pamela se estremeció con una rara mezcla de miedo y excitación al verla. Se imaginó cómo explicaría los verdugones que le dejaría ese cinturón, pero una parte muy honda de su ser, se sintió terriblemente excitada ante la perspectiva.
    
    Sin embargo, Patricia utilizó el cinturón para maniatarla a la silla donde se hallaba. Le pasó el cinturón por los brazos y el respaldo y lo apretó para asegurar que no se pudiera desatar. La belleza tierna e inocente de Pamela iba mutando para convertirse en un cuadro erótico con su cabellera rubia desordenada, dos marcas aún visibles debajo de sus tetas y el rastro seco de las lágrimas que había derramado cuando Patricia la abofeteó. Cuando Patricia hubo confirmado que la joven no se podía mover, se acercó a ella por detrás del respaldo de la silla y le susurró quedamente “me encantas, putita. Estoy segura que ...
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