1. Mi primera aventura


    Fecha: 28/07/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Recordé lo torpe que era Alberto bailando. Había intentado enseñarle, pero me hube de conformar con que no me pisara. En cambio, yo no dudé en exhibir mi talento latino para bailar. Meneé la caderas con los brazos en alto, luciendo el sensual contoneo de mi cintura para hacerme hueco entre la gente. Evidentemente, yo bailaba para Alberto, él era mi hombre esa noche, pero de que quise darme cuenta todos me contemplaban a mi alrededor. Me henchí de satisfacción al ver que era capaz de generar tanta expectación como veinte años atrás. Estaba tan feliz que nada más terminar la canción me lancé a los brazos de Alberto en busca de su boca.
    
    Nos marchamos enseguida abandonando nuestras copas casi llenas, pues en realidad la nuestra era otra clase de sed. Una de las veces que nos detuvimos a besarnos de camino a su apartamento, Alberto descubrió que no llevaba bragas. De no haberme resistido me hubiera follado allí mismo, en medio de la calle.
    
    Nada más entrar, comprobé con la palma de mi mano cuan excitado estaba. Rápidamente me deshice de su cinturón y dejé caer sus pantalones al suelo. La hebilla metálica golpeó sonoramente contra el suelo de parqué y, al ver su miembro empujando bajo su bóxer quedé presa del deseo. Me lancé presurosa a morderlo sobre la tela, estaba durísimo. El chico dio un respingo al notar mis dientes y tuve que atraerlo de nuevo hacia mí. Yo le sabía bien dotado así que no me extrañó ver que la punta amenazaba con sobrepasar el elástico de su ropa ...
    ... interior. Acaricié a lo largo su sexo con más delicadeza, pero mis curiosos dedos no tardaron en desaparecer bajo la tela.
    
    No pude aguantarme más, atrapé con mis dientes el borde de su bóxer y estiré de él hacia abajo. La erección de mi joven amante salió disparada hacia arriba como una vara verde. Me quedé maravillada, me mordí el labio inferior contemplando extasiada el vigor de aquel miembro viril.
    
    Mi piel hervía en una mezcla de deseo y excitación, mi corazón latía desbocado. Deseaba tener su dura polla dentro de mi boca, chuparla toda, pasar mi lengua desde la base a la cumbre y, por qué no, intentar tragármela hasta tocar fondo. Antes de lanzarme a ello, miré a Alberto y adiviné en sus ojos que no se conformaría con menos.
    
    Hice aflorar sus gemidos desde el primer lametón. Tanto le gustaba estar dentro de mi boca que en cuanto lo sacaba, él cogía mi cabeza y volvía a hacer que mis suaves labios enmarcasen su miembro. El húmedo calor de mi boquita y el roce de la cara interna de mis mejillas le hacían perder la compostura. Yo no era ajena al apremio del muchacho y me ensañé con él como una posesa. Se la chupé a conciencia hasta sentir el distintivo sabor que precede a la eyaculación y, no es que yo parara, es que él retuvo mi cabeza con sus manos y empezó a descargar semen a borbotones. Fue bestial, la mejor corrida es siempre la primera. Yo aguanté preguntándome cuándo su polla dejaría de escupir, pero no tuve más remedio que tragar su esencia. Es una pena que el semen ...