Leche para cenar
Fecha: 03/08/2023,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Fd, Fuente: CuentoRelatos
... automóvil, lo más probable es que de regreso fuéramos a comer, me encanta ir al restaurante de mariscos cerca de la 68.
De camino al auto pasamos por una tienda de lencería, en cuanto vi las bragas me enamoré de ellas, pero fue su orden lo que provocó mi humedad. La que desató el infierno en mi vientre, esa sensación que se agolpo en mi entrepierna causando estragos en medio de tanta gente, la que provocó esa sensación en mi estómago y desató el caudal en mi entrepierna.
—"Quiero que vayas y compres las bragas que están en el maniquí"
Cuando salí de la tienda con las bragas en la bolsa me dijo:
—Ya te imaginé en ellas y estoy deseando quitarlas de tu cuerpo. ¿Cómo te imaginas que se te van a ver?
Ahora deseo con todas mis ganas el momento en que me las quite mientras aspira mi aroma, mientras me observa con su oscura mirada.
Me encanta ver el fuego en su mirada cuando me los empieza a bajar, sentir su barba raspar mientras aspira mi aroma, sentir la suavidad de su lengua cuando da el primer lengüetazo.
Mire sus ojos en ese momento, vi el deseo en ellos me deseaba en ese mismo momento en ese mismo lugar, siempre lo encuentro cuando me mira de esa manera. Pero no era el lugar ni el momento así que debía reprimir mis ganas para más tarde.
Dejó las diferentes bolsas —en su mayoría eran de papel con las distintas marcas de la ropa o de la tienda-, en la parte trasera del auto y luego subimos, ya era la hora de comer así que de regreso buscamos donde saciar ...
... el apetito llegamos a un pequeño restaurante de mariscos, era de un estilo rústico, unas tablas de bambú y algunas plantas de ornato eran parte de la fachada, dentro había mesas y equipales para recibir a los comensales al fondo una barra para pedir bebidas y la cocina más allá de la barra.
Cuando nos sentamos en una mesa para dos él se quitó el saco del traje, pude notar la tela tensa en su camisa sobre sus hombros, era fácil notar sus músculos aún encima de la ropa, era fácil saber que sus brazos y su pecho son fuertes.
Los equipales estaban muy juntos pero él se acercó aún más a mí, sus piernas rodearon mis rodillas me atrapó con sus piernas me fascina cuando hace eso, una de sus manos se movió lentamente acariciando mi pierna.
Sus dedos rozaron mis muslos subiendo desde la rodilla ¡carajo! lo deseaba en ese mismo momento.
El joven mesero nos distrajo de nuestro pequeño instante de privacidad.
Se presentó como Paco nuestro mesero y nos dejó las cartas con el menú.
Dejó un guacamole, una salsa y unos totopos para ir abriendo el apetito.
Pedimos unas tostadas de ceviche; cebolla morada, aguacate, piña chile serrano acompañaban al pulpo que pedimos estaba delicioso una michelada para cada quién fue el complemento ideal.
Mientras nos trajeron la comida el guacamole y los totopos se acabaron.
Las tostadas llegaron junto con la segunda michelada estaban riquísimas.
Nos fuimos de ahí directo a mi departamento.
Abrí la puerta y pasé a mi casa, pero ...