1. La vecina hija del pastor


    Fecha: 03/08/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mismo. Ella se alegró al verlo, y lo tomo en sus manos. Luego observó el riachuelo. Al ver su sorpresa le dije:
    
    -¿Habías venido antes hasta aquí?.
    
    -No, claro que no. No sabía que existía un río por aquí. – luego me mira y me dice:- vd. se baña en él. ¿No le da miedo con los bichos que debe haber?.
    
    -No hay bichos. El agua es muy cristalina y muy sana. Has visto. Nadie viene por aquí. Yo lo descubrí, de casualidad.
    
    Luego viendo que ella observaba el riachuelo con cierta curiosidad, le dije: - si quieres puedes también venir a bañarte, pero eso sí, “debe ser un secreto. Nadie más debe conocerlo”.
    
    -Ja ja…Mi padre nunca no me dejaría.Se encoje de hombre y me dice: Tampoco sé nadar- me dijo encogiéndose.
    
    -Bueno como es un secreto de ambos. No tienes porque decirla nada a tus padres. Y, si lo deseas, “yo puedo enseñarte a nadar”. Claro, si te apetece.
    
    -Si mi padre se entera me mataría. – me dijo algo asustada, verificando que tenía un miedo aterrador a su padre.
    
    -Nadie conoce este lugar, ni siquiera mi esposa ni mis hijos: absolutamente nadie, y así debe seguir siendo. Por lo tanto nadie se va a enterar, si tú no lo dices: claro.
    
    Nos quedamos hablando durante unos momentos más, hasta que ella me dijo que se tenía que ir. Le indique que viniera un día, y que me hiciera compañía leyendo en aquel lugar. Ella no dijo nada, y se marcho. La verdad es que era la primera vez que veía aquella chica. Era de una altura de 1.60, más bien delgada, con pechos aún en ...
    ... desarrollo pero que tampoco iban a ser muy grandes. Pero, aunque no era una preciosidad tampoco era fea, aunque tenía aquellas pecas, que a mi hija no le gustaban nada, pero que en mi parecer le daban una morbosidad especial.
    
    Pasaron los días, y había perdido la esperanza de que ella viniera. Sin embargo, observaba que no dejaba de otearme desde su ventana, mientras yo sin mayor pudor, me masturbaba ante su atenta mirada.
    
    Cuando ya parecía que nunca iba a venir, ocurrió que un día mientras estaba leyendo un libro echado en la jamaca, ella hizo su aparición.
    
    -hola, Katy- que así me había dicho que se llamaba-, Veo que al final te has decidido a venir. Anda siéntate en la silla, o en la toalla. ¿No tienes colegio hoy?
    
    -No. Hoy me dieron libre. ¿Que lee?- me pregunto.
    
    Le dije que era un libro de aventuras, y estuvimos charlando durante bastante tiempo. Ella parecía bastante inocente, y me comentó que su padre era muy estricto, que no le dejaba salir con amigas, y menos con chicos de su edad.
    
    De di cuenta que ella no dejaba de mirar hacia el riachuelo, y le dije: - ¿te apetecería bañarte?
    
    -ya le dije “que no sé nadar”. Me ahogaría. Me contesto.
    
    -bueno al menos puedes mojarte los pies en el río. Yo voy a darme un chapuzón. Vamos.
    
    Y, ante su mirada, me metí en el río y comencé a nadar un poco. Al verme ella tomo confianza, se quitó las sandalias que llevaba puestas, se remangó un poco la falda bastante baja que siempre llevaba puesta, y se adentró en el río ...
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