1. Compañera de trabajo


    Fecha: 05/08/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Soy Alberto, 38 años, mido 1,75 cm, con algunos kilitos de más, casado y sin hijos. Trabajo en labores administrativas de una pequeña empresa. En la oficina estamos dos hombres y una mujer. Ella se llama Gabriela, pero ella prefiere Gaby. Es una chica morena, 34 años, de rasgos sudamericanos, larga melena y una gran sonrisa. En el trabajo hablamos de todo un poco, bromeamos, comentamos noticias, charlamos de lo que hemos visto en la televisión, y de nuestras vidas en general. De estas charlas, supe que su novio se llama Ramón, que él es deportista, su perro Rocky, y que viven en un tranquilo ático de la ciudad.
    
    Una noche que había salido con unas amigos, de regreso a casa, ví a Gaby abrazada cariñosamente a un chico. Él era alto, pelo corto tirando a rubio, se le veía un chico en forma, y por lo poco que sabía de él, imaginaba que era Ramón. Iba a saludarles, pero en aquel momento, no sé si fue el alcohol, mi excitación o qué, pero salió mi vena voyeur, y decidí espirales.
    
    Ellos iban abrazados, tocándose el culo el uno al otro, y morreandose de vez en cuando. Yo les seguía a una distancia prudencial sin ser visto. En uno de esos apasionados besos, él la acercó junto un portal, y se fueron calentando. Los besos subían de intensidad, las manos recorrían sus cuerpos e incluso buscaban llegar bajo sus ropas. Yo vigilaba en la distancia y todo aquello me estaba calentando mucho. Nunca me había imaginado a Gaby tan pasional.
    
    El tenía una de sus manos en el culo de Gaby, ...
    ... y la otra bajo la blusa tocándole los pechos. Ella no era menos, sonaba su polla por encima del pantalón, y se apretaban el uno al otro como si se fallaran vestidos. De vez, en cuando, echaban un vistazo para vigilar que nadie observaba, pero allí estaba yo, con mi mano sobandome la polla.
    
    De repente, en pleno calentón, Gaby cogió a Ramón de la mano y salió corriendo doblando la esquina. Tarde en reaccionar un segundo, y fui tras ellos. Tenía que ver cómo continuaba la escena. Al doblar la esquina no ví a nadie, había un cruce de calles pero no conseguía verlos en ninguna de las direcciones. Intentaba pensar qué camino habrían cogido para ir a la calle en la que vivían y sí no sería mejor dejarlo aquí, cuando un hombre apareció a mi espalda.
    
    -¿Qué tal Alberto? ¿Cómo estás? Encantado de conocerte, por fin. - era Ramón, al que hace un momento observada con Gaby.
    
    Sin saber que decir, improvisé lo que pude - Hola, ¿quien eres? ¿nos conocemos? -
    
    -Claro que si, no hace falta que disimules. Gaby me ha hablado bastante de ti, y por fin hoy te pongo cara.
    
    -¡Ah!, tu debes de ser Ramón entonces, el novio de Gaby. ¿Y dónde está ella, por cierto?
    
    -¿Quieres verla? ¿No la has visto bastante hoy?
    
    Yo no sabía dónde meterme, sólo pensaba tierra trágame. ¿Con qué cara la miró el lunes en el trabajo?
    
    Todo esto estaba pensando cuando Ramón me agarró con fuerza por el hombro y me dijo - Ven, vamos a verla - mientras me llevaba del hombro como si fuéramos amigos de toda la ...
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