Compañera de trabajo
Fecha: 05/08/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... vida.
Yo no sabía qué hacer, pero no intente irme, ni justificarme, simplemente me dejaba llevar por él.
Entramos en un portal, y allí estaba Gaby, con una sonrisa enorme. Eso me tranquilizó porque yo, en ese momento, estaba acojonado.
-Hola Alberto. ¿Te ha gustado lo que has visto?
-Yooo, yo, yo… - mi cerebro parecía que había decidido abandonarme. No sabía qué decir.
-No me importa que me mires. Si no quisiera ser vista no lo haría por la calle. Además, no he hecho nada de lo que avergonzarme.
-Eso es verdad. Yo sólo iba a saludarte pero no encontré el momento y luego desapareciste…
-Sé que nos has seguido, que llevabas un buen rato mirando, y no me importa, de verdad. Pero…, quiero proponerte algo.
-Que? - no entendía nada. Pensaba que iba a estar molesta y nada le importaba.
-Quiero que tengas una visión de lujo. ¿Te gusta mirar? Pues te ofrezco un cómodo sillón con vistas a una cama donde podrás mirarnos cuanto quieras - dijo ella, mientras me tendía la mano.
Yo no dije nada. Le di la mano, y subimos al primer piso. Ramón venía detrás siguiendonos. Llegamos al primer piso, abrió la puerta del 1°C, y entramos en la casa.
-Este es el piso de mi hermana, que está de viaje. A Ramón ya le conoces. En el trabajo, nunca hablamos de nuestras intimidades, pero, hoy te voy a confesar algo. A mi me excita que me miren, me gusta saber que estoy provocando algo en alguien, sin, ni siquiera tener contacto con él. A veces, es en la calle como hoy, y a ...
... veces más privado como lo que te propongo ahora. - todo esto me contaba mientras recorríamos el largo pasillo de ese viejo piso, con ella delante arrastrándome de la mano. Al llegar a la última puerta, se detuvo antes de abrirla y me dijo:
-Solo hay una condición, no puedes tocarnos, no puedes participar, solo podrás mirarnos, y jugar tu solito. ¿Aceptas?
La excitación pudo más que la vergüenza o el miedo, así que - acepto, Gaby, acepto - dije con nerviosismo.
Y ella, abrió la puerta que llevaba al dormitorio. Un dormitorio amplio con una cama enorme y una butaca a los pies, que supuse era mi lugar, y allí me senté.
Ramón y Gaby se unieron en un fuerte abrazo, mientras me miraban. Yo me sentía fuera de lugar, pero terriblemente excitado, lo que me hacía estar pegado en la butaca. Ellos comenzaron a dejar que sus manos recorrieron el cuerpo del otro, como hace unos minutos les había visto hacerlo en la calle, sus besos iban creciendo en pasión y sus manos cada vez tocaban con más fuerzas. No tenían prisa, yo tampoco. De vez en cuando me miraban, con lo que me sentía más partícipe de lo que veía. Yo notaba mi polla deseando salir del pantalón, pero no quise ser el primero en desnudarme.
Lentamente, Gaby le quitó la camisa a Ramón. ¡Vaya cuerpo!, se notaba las horas de deporte practicadas. Era un cuerpo atlético, marcando cada músculo pero se notaba que no era un musculitos de gimnasia. Ella seguía manoseando ese cuerpo, mientras bajaba sus manos hacia el botón del ...