1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima parte)


    Fecha: 06/08/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... perfectamente. ¡Humm, te quedan de muerte! —Le contesté.
    
    Y limpiándome las manos con una toalla, de las delgadas tiras negras, las fui bajando de sus nalgas, pasando por sus piernas, hasta sacarlas por sus pies. Las miré con detenimiento, curiosa morbosidad para verificar manchas, flujos distintos. Normal todo, hasta su aroma. Las dejé a un lado, apartadas junto a su blanco brassier.
    
    Gotas translucidas de viscoso aceite, cayeron en el centro de su cintura, sobre los finos vellos que entrelazados formaban una especie de entramado, la frontera entre el valle de su espalda y el inicio hacia sus atractivas colinas, para disfrutar de la redondez de aquellas hermosas nalgas. Froté, deslicé mis manos hasta dar un recorrido por aquellas anchas caderas y luego con lentitud, apreté su nalga izquierda, elevando su piel blanca, redonda y aun firme, gracias a la genética con la que había sido mi esposa, mi mujer, esculpida. Más aceite en mi mano zurda, mas caricias en su glúteo derecho, repitiendo sin afán el mismo procedimiento. Círculos, leves pellizcos que le hacían pegar pequeños saltos acompañados de una risa. Mis manos subiendo y bajando, dibujé un corazón con la uña sobre la colina derecha y el la izquierda nuestras iniciales.
    
    —Precioso mío… ¡Hummm! Me estás relajando tanto y tan rico mi amor. ¡Ufff! Que delicia por Dios. Mi cielo… ¿Estás seguro de que no pasó nada en casa de tu cliente? Es que me parece que estas como arrecho esta noche. ¿Sí te portaste juicioso mi ...
    ... amor? —Silvia con su cabeza girada hacia su derecha, sin abrir para nada sus ojitos cafés, me preguntó sorprendida por mi actitud tan cariñosa y yo, sin saber cómo me iba a tomar su mentira o su verdad, decidí contarle la mía, pero a medias.
    
    —¡Jajaja! Sí mi amor, como te lo prometí. No hice nada… Pero si me hicieron a mí. ¡Es una sorpresa! Un regalo que Almudena envió para que lo disfrutes, conmigo. Pero antes cuéntame, tú… ¿Te agradó lo que viste? Le terminé por preguntar. —Ofrecí mi mano, quería ver si ella me brindaba la suya. Sin presiones.
    
    Mi esposa abrió súbitamente los ojos e intentó incorporase para mirarme, pero yo coloqué mis manos sobre sus hombros masajeándolos e impidiendo que lograra levantarse.
    
    —¿Qué regalo? ¿Dónde está? —¡Tranquila mi vida! Qué si te portas bien, más tarde te lo entrego.
    
    —¿Y bien? —Dejé en el aire la pregunta y bajando de nuevo mis manos aceitadas, reanudé el masaje en su culo.
    
    —¡Espera! Dame un momento mi vida, que vamos a terminar estropeando el edredón. —Y dejé que Silvia se pusiera en pie y de nuestro baño tomara una toalla larga para extenderla, sin embargo después, desnuda como estaba, se arrodilló de frente a mí. Me miró y en aquellos ojitos vivaces, con el café de mis mañanas en su iris, pude ver la serenidad y el brillo acostumbrado, cuando con sincera regularidad ella me decía…
    
    —¡Te amo! Y quiero que te lo metas en esta cabezota. ¡Te adoro! Eres el hombre de mi vida. —Y a continuación nos fundimos en un beso intenso, ...
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