1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima parte)


    Fecha: 06/08/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... profundo y húmedo. Nuestros besos apasionados regresaban.
    
    —Cielo, debo contarte que también sucedió algo más esta tarde. —Silvia se dio vuelta, acostándose nuevamente pero esta vez boca arriba, con sus dos brazos cruzados bajo su nuca, mirándome fijamente. —En el camino aquel, al poco de emprender la ida nos encontramos con mi jefe–. Hizo una pausa para seguramente, confirmar mis gestos, mi reacción. Y al no ver ninguna expresión de sorpresa por parte mía, ella prosiguió.
    
    —Al contrario de lo que te puedas o quieras imaginar, fue algo casual. Mi amor, mi viaje era una farsa, quería estar lejos de ti porque estaba molesta contigo y además para darnos tiempo a pensar, recapacitar los dos en lo que estábamos atravesando. Se me ocurrió lo del dichoso viaje a La Sierra porque sabía que don Hugo iba a pasar con sus hijos el fin de semana. Fue mi madre la que por salir del paso contigo, me siguió el juego y los niños escucharon la conversación entre ustedes y la palabra «piscina» fue el detonante para emprender este paseo. —Yo acomodé mis piernas nuevamente a los lados de las de Silvia, y mis manos descansaron sobre sus costillas, tentado de estirarlas hasta alcanzar sus senos.
    
    —Ya sabes cómo los mima Alonso, así que él ideó pasar el día por allá en unas piscinas naturales que ya había visitado. Te juro mi vida, que no lo planee para verme con mi jefe. Nos saludamos, me presentó a sus padres y a los hijos. Son dos, una niña muy bonita y un pequeño muy apuesto como… Bueno ...
    ... bastante parecido a su padre. —Silvia me tomó de una de mis manos, apretándola con algo de fortaleza.
    
    —Cielo, mi amor… Ya sabes cómo es de parlanchina mi mamá, así que entablaron conversación pero solo por unos momentos. No fue mucho. Eso fue todo, nos despedimos y ellos prosiguieron su camino. Nosotros de la misma manera, continuamos nuestro recorrido. Fue algo fortuito. En serio. —Entonces, tras escucharla y percibir honestidad en su relato y que todo encajaba con las piezas que yo guardaba en mi mente, me agaché sobre el cuerpo de mi mujer y en su boca deposite un beso corto, casi un roce de mis labios a los suyos y apartando mi rostro tan solo unos centímetros le dije en voz baja…
    
    —Y hablando de tu jefecito… ¡Perdón! De tu jefe… ¿Finalmente se arregló con su mujer? ¿Ya hablaron? ¿Qué te ha dicho él? —Silvia, que se había mantenido hasta entonces con sus brazos por detrás de su cabeza, retiró el derecho y estirándolo, con su mano acaricio mi mejilla no una sino dos veces. No la apartó, la dejó pegadita a mi piel y me respondió.
    
    —Pues en honor a la verdad, lo cierto mi amor es que no. No quiere hablar con ella y… ¿Sabes? Lo entiendo. Es que es de una bajeza moral más grande que la Muralla China, lo que le hizo con ese muchacho y con el otro. Vaya una a saber con cuantos más. ¡Pobrecito! Está bien que se lo «coma» con su amante en un hotel, en su coche o en el baño de un bar. Pero meterlo en su propio hogar, hacerlo allí es… Es una malparidez ni la hijueputa. ¡Oops! ...
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