1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima parte)


    Fecha: 06/08/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... en una toalla, salí de nuevo a su encuentro.
    
    —Listo mi vida, pero cierra antes tus ojos. —Le dije a Silvia y ella obediente así lo hizo. Me despojé de la toalla y acercando a su boca mi pene, rocé con el glande sus labios y le dije…
    
    —Ya puedes abrirlos y disfrutar de tu obsequio. —Y Silvia los abrió, al igual que en su boca se dibujó una «O» por la sorpresa.
    
    —¿Te gusta así o como estaba antes? —Le pregunté.
    
    Mi mujer lo tomó con sus dos manos, acariciándome los testículos, sus dedos recorrieron desde la base hasta la punta examinándolo muy bien por si a su «cosito», le faltara algo aparte de los antiguos vellos.
    
    —¿Y esto? ¡Aja! Así que tu cliente Almudena se tomó la molestia de depilarte. También es esteticista por lo que veo. ¡Ummm! ¿Y el pecho también? Quedaste con la piel de un bebé mi vida. Si hubiera sabido que te gustaba verte así, me lo hubieras dicho y yo te lo hubiera hecho. Pero te ves… te ves muy guapo mi amor. ¿Te dolió? —Y yo puse mi cara de niño consentido y le respondí…
    
    —Claro que me dolió, un poquito nada más. Sabes que soy muy valiente menos para las agujas. Jajaja. —Y me sonreí mientras que las manos de Silvia, tocaban en círculos mi pecho, para continuar bajándolas por mis abdominales y con sus pulgares, sortear mi ombligo para terminar de nuevo por acariciar el pubis y rodear el tallo de mi verga con firmeza.
    
    —¡Ven aquí bebé, ven con mami! —Me dijo Silvia, bueno para ser claros y sinceros, no fue exactamente a mí pero si a una parte ...
    ... mía que era muy suya.
    
    Después de un besito en la abertura de la uretra, lamió el glande alrededor, retirando la piel del prepucio y cerré mis ojos, abandonándome al disfrute. Mi verga sintió calor y humedad, la lengua de mi mujer ensalivando, babeando cada centímetro de la piel del pene, circulando y meneando de arriba hacia abajo.
    
    —¡Mírame! Y sus ojitos cafés se conectaron con los míos, sin dejar de abrir su boca, de abrigar mi verga y chupar, sorber y lamer incrementando el ritmo, haciéndome jadear de gusto. ¡Pufff! Mi mujer lo hacía genial, introduciéndose en la boca una parte y con sus manos aferradas al grosor de mi miembro, subiendo y bajando a un ritmo constante.
    
    —Que rica esta, hummm. Siento como se va endureciendo cada vez más. Ohhh mi vida se siente tan suave, tan durita que ya quiero que me la metas y me piches bien… ¡Pero bien rico! —Me dijo Silvia, con babas alrededor de su boca, y esa cara de niña consentida, transfigurándose en el rostro de una mujer con ganas de sentir placer.
    
    —¡Pues no se diga más! Vamos a tirar bien rico esta noche mi vida. —Le respondí y cambié mi posición para acomodarme sobre su cuerpo, procurando concordar la altura de su cadera con la mía. Sus piernas abiertas y su vagina brillando de flujos por las ganas, y en mi pene la translucida y viscosa humedad en el glande, permitieron un breve encuentro que no quise llevar a más. Solo rozar, abrir con mi dureza los carnosos pétalos de su hermosa rosa. Lento, por encima hasta hacer una ...
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