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HASTA LA CIMA - PRIMERA PARTE
Fecha: 09/08/2023, Categorías: Infidelidad Autor: maia24, Fuente: RelatosEróticos
... consumía era tal que necesitaba apretar las piernas para controlarla. El sudor que me había aparecido en la nuca me rodó por la espalda y un escalofrío me sacudió por completo. Todos se voltearon para mirarme. —¿Todo bien? —me preguntó Adrián. Asentí y acerté a terminarme el vaso de agua sobre la mesa. Adrián respondió una pregunta que no pude escuchar, dejando su mano en mi pierna como un gesto desinteresado y prestando atención a otro lado. Las yemas de sus dedos frotando mi piel me volvieron loca, como si todos mis sentidos se hubiesen amplificado y su piel fuera algún tipo de detonante. Tragué saliva y me concentré en devorar la botana sobre la mesa. Todo intento era en vano, no era capaz de sentir nada más que los dedos de Adrián sobre mi pierna y desearlos recorriendo todo mi cuerpo. Miré alrededor nerviosa entre la oscuridad, las luces de colores y el humo de hielo seco hasta que encontré los sanitarios. Quizá un poco de agua en mis mejillas y alrededor del cuello me vendría bien. —¿Te llevo? —inquirió Adrián siguiéndome la mirada. Asentí, se disculpó y nos acercamos a los sanitarios cuya entrada era controlada por un gorila vestido de negro, micrófono y cara de pocos amigos. ¿Por qué era necesario un guardaespaldas en los sanitarios? —¿Te sientes bien? —preguntó Adrián. No pude identificar lo que su mirada significaba. —Sí, solo necesito... Solo necesito mojarme la cara. —¿Estás mareada? —quiso saber. —Algo —acepté. La fila era corta por lo ...
... que en menos de diez minutos nos encontramos solos con el gorila, cara a cara. Adrián se acercó para decir algo que no pude entender, deslizó un papel por el saco del gorila y volteó alrededor para asegurarse de que nadie lo hubiese visto. Estaba demasiado ebria para deducir lo que estaba tramando. —Entra —apremió Adrián. Entré sola. Dentro de los sanitarios había dos chicas más que se retocaban el maquillaje frente de los lavabos. Incomoda por la humedad en mi sexo entré a uno de los cubículos para deshacerme de ella y una vez terminé salí a lavarme las manos no encontré a ninguna de las dos chicas. Ahí, dejando que el chorro frío del agua me refrescara, me incliné para sorber un poco de agua del grifo y enjuagarme la boca. Me toqué el rostro con las manos y disfruté la sensación de frescura que me produjo la acción. Continué refrescándome el cuello, los hombros y la clavícula hasta que me enderecé y encontré a Adrián tras de mí en el espejo. Di un pequeño brinco. No me lo esperaba. —¿Cuándo entraste? —cuestioné sin darme la vuelta. La mirada de Adrián estaba sombreada por el ángulo de la lámpara sobre nosotros, un toque oscuro y siniestro que me anudó el estómago. Pude apreciar entonces que Adrián iba con uno de esos trajes que usaba para el trabajo, salvo que se había deshecho de la corbata y había desabotonado los primeros dos botones, con el cabello alborotado y mi labial en el cuello. ¿En qué momento había dejado yo eso ahí? —¿Cómo te la estás pasando? ...