1. En casa de mi jefe: Cuarta parte donde cumplo mis deseos


    Fecha: 10/08/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: hotmind, Fuente: CuentoRelatos

    Recomiendo leer las primeras tres entregas. Casi dos años desde que me había divorciado y me encontraba en un buen momento. Ya tenía un “nombre” en el despacho y en el mundo de los negocios de la capital. Si bien estaba sin pareja, me encontraba satisfecha con mis deseos y no le rendía tribuna a nadie. Por defender mi libertad, me quede sola y tal vez ese fue el premio.
    
    Al volver de sus vacaciones, Braulio lucia tranquilo y más audaz respecto a los negocios, tomaba mayores riesgos y tuvo buenos contratos, volviendo a ser el brillante ejecutivo de la compañía. Por mi parte continué acechándolo, por cada contrato que cerraba yo se la mamaba, me excitaba encontrarlo de improviso en el baño, en el auto o en su despacho. Fueron 6 mamadas muy seguidas de otras, yo no lo perdonaba y él cada vez duraba más, teniendo abundantes acabadas, todas en mi boca. El resto lo resolvía con auto placer y sesiones en el gimnasio, donde me ejercitaba bastante tratando de no perder ni femineidad. 1.80 m, 70 kg. 93-62-105, mis números mágicos. Piel canela, ojos oscuros, labios carnosos y pelo castaño largamente ondulado, mis formas y colores.
    
    Otro contrato se cerraba, uno grande con una empresa internacional. Fue un viernes y el lunes siguiente era feriado laboral. Braulio me apuntó a las 15:30 y el resto de la gente a las a las 16. Cosa extraña, que se resolvió cuando también él llego antes.
    
    —Bárbara te he citado antes para hablarte de un asunto. Es algo impropio, pero no sé si tan ...
    ... inadecuado.
    
    —mmm ok, dime.
    
    —Hoy cerraremos contrato con los ingleses yyy… Bueno, es de esperar que desahogues tus impulsos en mí. Ehm...
    
    Braulio hablaba muy nervioso y casi sudando.
    
    —Ok, entiendo que quizás ha sido mucho y muy seguido, podemos dejar pasar esta.
    
    Mentí. Estaba excitada desde que ingrese al despacho y planeaba algo más osado que las anteriores, tanto así que vestía de ligeros negros y lencería roja erótica por debajo de mi vestido.
    
    —Es en serio?
    
    Rascaba su cabeza y limpiaba sus anteojos. Continuó.
    
    —Es que quería ver si podrías ayudarme… Mira Bárbara, te seré honesto, hay una situación que no puedo manejar con mi madre. Ella no quiere irse de mi casa y ahora aparte de sus amigas, llevo a casa a un hombre. Y él la visita y mi madre no le interesa que este yo ahí!!...
    
    Se notaba realmente molesto y afligido por la situación, hasta golpeó la mesa.
    
    —Bueno, Braulio, tú debes mostrarte muy firme. No te queda otra.
    
    —Lo he hecho, pero ella siempre encuentra algún modo, es mi madre siempre la querré y estaré agradecido, pero siento que me está usando y no tiene respeto por mí. Ella aun llama a Dilma y la invita a casa. Me obliga a comer con ella.
    
    —Pero, se aprovecha de ti, tu dinero?... que?
    
    —Ella me hace comprar lo que le guste. Llenó mi casa, mi casa! De carísimas e innecesarias cosas. Yo compré esa casa para mí y ella se colgó. Y nunca se ha ido.
    
    —pero ella tiene cómo vivir?
    
    —Bárbara, es dueña de una casa enorme en las afueras de la ...
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