Inmune
Fecha: 16/08/2023,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos
... morado se hinchaba, los gemidos que emitía eran cada vez más sonoros; y, de sopetón, salía el semen".
Fin de la entrada.
Cuando esta mañana Amparo recibió la llamada de auxilio de Silvana pidiéndole con premura que se reuniese con ella en su casa, aquélla sólo dijo: "Voy enseguida". Amparo se puso encima un vestido largo de color negro con tirantes y escote redondo y se calzó unas zapatillas deportivas, sin calcetines, y salió a la calle. No vivían lejos Silvana y José Luis, aunque, de todas formas, intentó no despertar sospechas entre los vecinos de que abandonaba su confinamiento, así que se colgó del hombro una talega de tela con el fin de parecer que salía a comprar pan. Llegó al portal que era su destino, tocó el porterillo electrónico, dijo: "Soy yo", y la puerta se abrió; tomó el ascensor y subió. Una vez en el rellano, dio unos ligeros golpes en la puerta de la casa de su amiga, tal y como habían convenido, y ésta le franqueó el paso. Silvana, en la entradita, a Amparo le pareció una diosa, cubierta como estaba su figura por una sábana mal anudada tras la que se adivinaba su apetecible desnudez. Silvana fumaba ansiosa un cigarrillo que pinzaba entre el índice y el pulgar de la mano izquierda, dándole profundas caladas: "Sentémonos", ordenó entre una calada y otra; Amparo obedeció. Tomaron asiento en el sofá cama abierto que había en el saloncito a más de un metro de distancia la una de la otra; la superficie de éste todavía conservaba cierta tibieza, señal de ...
... que hacía poco que había sido usado. "Amparo, estoy preocupada", empezó Silvana, "José Luis, el pobre, está desesperado, pero no debemos estar muy juntos, figúrate, dormimos separados, yo en este sofá cama y él en nuestro dormitorio, claro, mucho menos follar, hasta que todo esto pase"; "Entiendo", asintió Amparo; "He pensado que quizá... ¿cuándo te recuperaste de la enfermedad?", preguntó Silvana; "Hace pocos días"...; "Por eso, Amparo, conservarás alguna carga viral, aunque sea poca, quizá la suficiente, quiero ser inmune, así que ¡contágiame!".
Esta petición dejó confusa a Amparo; desde luego, nadie le había pedido algo así en su vida: "Contágiame", volvió a decir Silvana en un suspiro. Amparo, entonces, recordó aquel otro tiempo suyo, el de ambas, en que, siendo tan buenas amigas, se acostaban juntas, hacían el amor frotando sus cuerpos, juntando sus bocas, usando sus dedos; lo recordó, aquel grupo de jóvenes escritoras y escritores, aquel escritor que tanto llamó su atención, que seguramente en estos momentos escribía esta historia, aquel escritor por el que dejó a Silvana, su amor de juventud. También Silvana se alejó de ella, se había ido alejando poco a poco, al conocer a aquel exitoso y joven empresario, José Luis, que la colmaba de regalos, pero... "Contágiame, Amparo, cómeme el coño, como en los viejos tiempos", susurró Silvana, interrumpiendo el curso de sus pensamientos. Amparo la observó detenidamente y, alargando un brazo, palpó su suave piel, le tocó una ...