En juego.
Fecha: 17/08/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Ainhoa, la única chica que era capaz de repararle el corazón a este poeta roto con tan solo rozarlo. Una despampanante rubia de ojos claros y piel porcelanosa suave. Era un poco más alta que yo, a pesar de que mi altura me ha acomplejado siempre a ella no parecía importarle para nada. Su cuerpo era un maldito monumento esculpido por los más grandes genios del renacimiento, curvas perfectamente detalladas y un culo que me era imposible no mirar con cada contoneo travieso.
Hacia relativamente poco que nos habíamos mudado juntos junto a Jesús, un tercer amigo, a un pequeño piso en la capital ya que nos salía más económico al vivir más cerca de la universidad. La convivencia era buena, nos tumbamos para hacer nuestras tareas, disfrutábamos el tiempo que pasábamos los tres juntos, pero sobre todo gozabamos de quedarnos solos. Quedar a solas en el pequeño apartamento bohemio era declararnos la guerra el uno al otro, una batalla de coqueteos, caricias suaves y besos furtivos que nunca llegaban a más por el simple hecho de que Ainhoa tenía novio, aunque para mí aquello jamás fue un problema, siempre he sido un poco capullo y por supuesto anteponia la ganas que tenía de comerme entera a esa tremenda rubia a cualquier "principio moral".
Aquella tarde yo me encontraba dispuesto a participar en la última ronda de un torneo online en el que podía ganar hasta mil euros si lograba junto a mi equipo llegar a la final. Prendí la videoconsola, me situé cómodamente en el sofá de la sala, ...
... con tan solo los boxers debido al calor que hacía en el centro de Florencia a aquellas alturas de mayo, coloqué los auriculares sobre mi cabeza y procedí a ingresar en el torneo. No me había percatado que Ainhoa me seguía curiosa con la mirada a cada movimiento que hacía, se encontraba sentada en una pequeña mesa, con los apuntes repartidos de forma irregular por toda la superficie y jugueteaba con un bolígrafo entre sus dedos, golpeandolo levemente contra sus carnosos labios de vez en cuando.
- ¿Qué?- Pregunté.
- No, nada.- Contestó.
- Cuando me miras así es por algo.-
- Deberías dejar de vagear y estudiar.-
- Vale mami, si mami, cuando acabe la partida mami. - Vacilé mientras volvía a dirigir mi mirada a la pantalla, no contestó nada más pero pude notar como resoplaba ante mi infantil respuesta.
El marcador de muertes subía y bajaba a favor y en contra de mi equipo, yo me encontraba totalmente concentrado en la partida y en las órdenes que debía dar a través del micro, ya que me habían nombrado por mi mayor experiencia líder del equipo, mis compañeros gritaban angustiados al otro lado de los auriculares. Entre grito y grito yo me iba disipando de la realidad y tan solo prestaba atención al control entre mis manos y la televisión.
Tan absorto me encontraba que no llegué a notar como mi compañera de piso se había sentado a mi lado y me estaba observando fijamente. Ganamos la última ronda clasificatoria, estábamos en la final, estaba más cerca de esos mil ...