1. Ana: Un día más en el trabajo


    Fecha: 07/09/2023, Categorías: Infidelidad Autor: dmmexico, Fuente: CuentoRelatos

    ... si vas ¡eres una puta! ¿Desde cuándo me acuesto con un desconocido así como así? Si voy seguro pensara que soy una cualquiera que le da las nalgas a todo el que me las pide, ¡cógetelo, está buenísimo y nadie se va a dar cuenta! la batalla entre el pequeño angelito y el mini demonio dentro de ella continuaba al tiempo que camino hasta la orilla de la acera, y volteo hacia arriba para contemplar el alto edificio, a sabiendas que en el cuarto piso, un par de horas de enorme placer podrían estar esperándola.
    
    Camino hacia el estacionamiento, la voz de la precaución parecía estar imponiéndose, sentía un vacío en el estómago, y, nerviosa, metió la mano a la bolsa para buscar las llaves, y al sacarlas estas resbalaron entre sus largos dedos de manos meticulosamente manicuradas, se inclinó completamente para recoger el manojo de llaves, y al levantarse su cara quedo de frente al hotel una vez más, sin pensarlo camino de frente hacia el edificio y cruzó la calle con pasos largos, parecía que finalmente había sido el diablillo de la lujuria el que gano la batalla y aquel calorcillo en el bajo vientre había decidido cuál de las voces se había impuesto, Ana se sentía excitada, deseaba estar con aquel hombre, deseaba tener una sesión de sexo diferente, algo que fuera total y absolutamente distinto a cualquier cosa que hubiera probado antes, y su instinto femenino le decía que aquel atrevido tenia los ingredientes necesarios para hacerla sentir cosas que antes tal vez solo había ...
    ... imaginado.
    
    Recorrió el lobby del hotel, y sin detenerse dirigió sus pasos a los elevadores, entro en el primero que abrió sus puertas, se recargo en la pared lateral y apretó el botón con un gran número cuatro iluminado, y recordó en voz alta -habitación 425- el ascenso del elevador se le hizo el más lento de la historia, e imágenes de su pasado con un matrimonio fallido que había dejado una hija, y de diversas relaciones de noviazgo formal y “acostones” de una noche que había vivido, y se dio cuenta que jamás se había acostado con alguien del que solo conocía su nombre y con quien había cruzado palabras durante solo veinte segundos, ¿estaría loca? ¿Acaso la necesidad de afecto y relaciones físicas la estaba llevando a “regalarse” tontamente?
    
    La puerta se abrió y Ana no tuvo tiempo de contestar su propia interrogante, salió del elevador y dos letreros con los ascendentes y descendentes de los números de habitaciones estaban frente a ella, la 425 estaba a la derecha, camino por el largo y solitario pasillo, doblo a la izquierda y ahí, a su lado izquierdo estaba la puerta de color perla con el gran numero cuatrocientos veinticinco pegado en letra de oro, al llegar a su destino, se petrifico, sus manos y rodillas temblaban -¡soy una puta! pensó, al tiempo que tocaba la puerta muy despacio, escucho algún ruido detrás de la madera, y la puerta se abrió, ahí, frente a ella, con solamente una pequeña toalla blanca amarrada en la cintura y apenas cubriendo sus genitales estaba Rod, ...
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