1. Rosa, rosae


    Fecha: 08/09/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Siempre había sido un chico tímido. Un buen chico que sencillamente prefería pasar desapercibido. Esa clase de chico que no destaca en nada, pero con el que cualquier compañero o compañera de clase se sentían a gusto. Supongo que siempre he sabido escuchar a la gente, y eso hace que al final los demás se sientan cómodos. Sin embargo mi timidez , vista desde la perspectiva que me otorgan los años pasados, me había lastrado a la hora de relacionarme con las chicas. Y no porque no tuviese interés en ellas o porque no hubiese habido ninguna con la que podría haber tenido algo, sino porque sencillamente no sabía cómo sacar partido de las conversaciones o las situaciones que tenía con algunas de ellas, y cuando en alguna ocasión alguna había mostrado interés por mí, o yo no entendí las señales o sencillamente no me atreví a dar el paso. Cuando no eres “el guaperas” o “el malote”, debes saber jugar tus cartas, o estás condenado al dique seco. En mi caso, entre la timidez, la candidez y la inocencia, a los 17 seguía sin haber salido con ninguna chica.
    
    El desarrollo físico que sufrimos los chicos entre los 11 y los 13 años, cambiando nuestro cuerpo de niños a hombres, en mi caso se había retrasado casi hasta los 15, por lo que cada vez que en verano iba a la piscina con mis amigos, o usábamos los vestuarios en algún partido de futbol, pasaba verdadera vergüenza, pues mientras todos ellos ya estaban desarrollados y lucían orgullosos unas pollas de adulto, yo aún seguía teniendo un ...
    ... tamaño muy infantil.
    
    Sin embargo en torno a los 15 años, la naturaleza por fin se acordó de mí, me regaló algo de musculatura y me hizo crecer en altura hasta superar a muchos de ellos, y aunque yo aún no lo sabía, me dotó de un pene de un tamaño bastante interesante. La verdad es que a mi juicio no es nada del otro mundo, pero a juzgar por los comentarios de las mujeres con las que he estado, no debe estar mal del todo.
    
    Físicamente era bastante delgado, y sin ser de los bajitos, tampoco era especialmente alto; supongo que en aquella época, con 18 años, debía andar ya en el entorno de mis 1,80 actuales.
    
    Aquel año estaba en tercero de BUP. Aquellos que tengáis ya una cierta edad seguro que sabéis lo que era el BUP. Para los más jóvenes, tercero equivalía al actual primero de bachillerato. En aquel año aún se mezclaban las asignaturas de ciencias y las de letras, de modo que fue el primer y único año en el que tuve clase de latín. Francamente, nunca se me dio bien. El hecho de saber que era una lengua muerta no me motivaba nada a estudiarlo, y en la primera evaluación lo suspendí y tuve que esforzarme para poderlo aprobar en la recuperación. El único aliciente que encontraba en las clases de latín era la profesora: Rosa.
    
    Rosa era una mujer de unos 45 años, pelo corto negro y una cara muy sensual. Aunque la verdad es que cuando se enfadaba su cara perdía toda la sensualidad y nos hacía a todos tomárnosla muy en serio. Era una mujer próxima en el trato, pero al tiempo ...
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