Suma de orgasmos
Fecha: 08/09/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DavidCo, Fuente: CuentoRelatos
... algo meditabunda, le tome una mano y la acerque a mí, sin que levantara su mirada.
Tomo algo de aire profundamente y me dijo “no sé, no pensé estar tan nerviosa, no sé si es buena idea”... por lo que no le tiempo de pensar siquiera en retirarse la tome de la cintura y la acerque a mi subiendo mis manos por los costados de su cuerpo, levantando sus manos para que me rodeara por la espalda, y luego presionarla contra mi pecho, posando su cabeza cerca de mi hombro y cuello; el hecho de que ella midiera más de 1.70 y yo 1.80, encajaba perfectamente.
Dios, no podía resistir el sentir su pecho sobre mi pecho, me estaba casi volviendo loco, mientras le decía bajando mi cabeza cera a su oído, “¿te sientes mejor?” a lo que me contestaba con simples pujidos de afirmación, ahogada en nervios, reacción que me enloquecía aún más.
Yo acariciaba gentilmente su espalda sin separarla de mí, y cada vez que rozaba su brasier por detrás decía, “mierda como deseo enloquecer y meter mis manos dentro de su ropa para palparla directamente en su piel”. Me tuve que contener en quitarle su ropa, definitivamente se podía sentir esa sensación de querer desnudarla y hacerla mía, pero debía ser racional, pues era nuestro primer contacto físico, y temía que se espantara, por lo que no hacía sino pensar en cómo tocarla, para incitarla a querer algo más, que un abrazo; así que decidí apretarla contra mí, acariciando fuerte su espada para que sintiera mis manos bien abiertas detrás de ella, mientras ...
... acercaba mi cara a su cara poniendo mis labios cerca de los suyos, rozando su cara pasando a su cuello, luchando por respirar despacio y lo suficiente para no desmayarme por la excitación; lo cual funciono demasiado bien, al punto de sentir como ella no podía ocultar pequeños gemidos que se escapaban por la emoción de y movimientos permisivos que indicaban claramente que estaba lista para besarme locamente y desatar el caos en esa cocina; en esa batalla había ya un claro perdedor pues era imposible controlar la erección que al momento sostenía y es que al sentir sus pechos aplastándose contra mí, mi mente se perdió y tuve una erección extremadamente muerte, que luchaba por disimular, realmente mi pene quería salir y tomar sus propias decisiones, su respiración, movimientos permisivos de roce con sus labios, esos pequeños gemidos, no me daban descanso, así que luchaba por apartar esa pierda de ella y sinceramente no sé si ella lo pudo sentir o se percató de eso, la verdad era difícil no querer pegarme totalmente a ella y rozarla.
Estaba loco por saber que más pasaría, así que subí mis manos a su cara y la posicione frente a la mía, besándola directamente en sus labios, lo cual ella respondió al principio muy tímida, pero ya después más fogosamente, haciéndome olvidar el ocultar mi erección, pues sentía su agitación, su forma de temblar y como me tomaba por la cintura acercándome a ella. Era una locura, y no podía culparme por querer traspasarlo todo.
Ese día se escuchó el ...