1. Cambio


    Fecha: 08/09/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mucha, y además después de tanta noche sola, realmente pe apetecía compañía, y si era de una amiga de Juan, mejor.
    
    –¿Si te pido que te quedes esta noche conmigo? –pregunté.
    
    –Pues te diría que si –me respondió–. En realidad me apetece estar mas rato juntas.
    
    –No se diga mas.
    
    Fuimos a casa. Nuevamente sentadas una frente a la otra, le pregunté si quería tomar una copa. Me pidió un Oporto, yo también me serví uno. Tal vez fuera el vino, tal vez la bebida del restaurante, tal vez que me sintiera atraída por ella, tal vez muchas otras cosas, lo cierto es que pasó.
    
    –Nora, ¿te puedo pedir algo?
    
    –Dime, Leo.
    
    –Será mas fácil si te vendo los ojos.
    
    –¿Qué has dicho?
    
    –He dicho que te voy a vendar los ojos, así te resultará mas fácil –repitió. Y entonces entendí lo que se proponía. Me dejé porque yo también quería.
    
    Se levantó, tomó un pañuelo de su bolso, se situó a mi espalda y, con delicadeza, me vendó los ojos.
    
    –Tú solo tienes que dejarte ir y verás como disfrutas –me susurró en la oreja. Un calorcillo que pensé olvidado tras la muerte de Juan nació entre mis piernas.
    
    Parece, Juan, que algo de razón tenías. Me descubrí bisexual con aquella mujer. Me llevó al orgasmo casi como tú. Hizo conmigo lo que quiso. Me desnudó mejor de lo que tú hacías. Me recorrió todo el cuerpo con su lengua y manos. No sé si por la venda, ese juego que tu me propusiste y yo nunca acepté, pero lo cierto es que mis sentidos se dispararon, me volví tan sensible que nunca lo ...
    ... hubiera creído. Cuando, después de recorrer el cuello, las tetas, la cara interna de los brazos, la espalda y el culo, atacó mi sexo, me llevó a una altura desconocida. En ese momento dí gracias por haberme puesto en el camino a aquella mujer. Tu amiga se convirtió en la mía. Naturalmente quise hacer con ella algo parecido a lo que había experimentado, pero no quiso, sólo me dejó comerle un poco el coño, lo suficiente para correrse.
    
    Leo se convirtió en mi amiga-amante. A la mañana siguiente la llevé a su hotel a recoger su equipaje y la llevé al tren que la devolvería a su ciudad. El fin de semana siguiente me planté es su casa. Luego, el siguiente fin de semana ella volvió a la mía, y así estuvimos un mes.
    
    Cada vez que nos veíamos, no sé cómo pero lograba convencerme de variar la forma de practicar sexo, justo lo que Juan nunca había conseguido de mí. Había un magnetismo en Leo que me inducía a aceptar todo aquello que se le ocurría. Y así la primera vez fue ir al cine y luego a cenar con falda pero sin ropa interior. Naturalmente tanto en el cine como después practicó lo que ella llamaba “sexo oculto en público”, consistente en llevarme a la cúspide a base de masturbarme bajo la falda. En tiempos anteriores ni se me hubiera ocurrido hacer eso, qué vergüenza me hubiera entrado, pero con ella me daba como igual, casi era mas excitante que follar en casa.
    
    Otra vez propuso que llevara unas bolas chinas cuando paseáramos por la ciudad, la mía en ese caso. El placer de andar ...
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