1. Cambio


    Fecha: 08/09/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... con aquello dentro no se puede ni describir. Acabé pidiéndole que me comiera el coño en el primer sitio que pudimos: los probadores de una tienda. Luego cambió las bolas por un vibrador con una especie de mando a distancia, naturalmente el mando lo llevaba ella y lo activaba en los momentos mas inoportunos. Ella llamaba a esto “el placer mecánico”.
    
    La tercera vez que nos vimos, en su casa, propuso que me vistiera de puta, de la forma más sexual que imaginara. Acabé vistiendo una minifalda que casi parecía un cinturón, unas medias con liguero y unos tacones con los que casi no podía andar de lo altos que eran, un top que casi era solo un sujetador, y tan pintada que daba el tipo de una puta barata. Ella se vistió de hombre, con traje y corbata, y un sombrero que ocultaba su pelo. Parecíamos una puta y su cliente. Y acabamos por follar en su coche en un descampado cercano a una zona donde se colocan estas mujeres, menos mal que no me pidió que me mezclara con ellas.
    
    La cuarta vez, en mi casa, nos quedamos sin salir, desnudas o sólo con un bikini todo el rato. Yo debía llevar las manos esposadas a la espalda y, a ratos una venda en los ojos o un pañuelo en la boca. De esa guisa me folló en cada rincón de mi casa. Y yo tenía que darle placer sólo con la lengua, si la alcanzaba cuando estaba cegada por la venda. Al final de ese día propuso irnos el siguiente fin de semana a una casa rural.
    
    Ese mes, Juan, fue el más intenso de mi vida desde el punto de vista sexual. Y tan ...
    ... diferente de cuando estabas conmigo. No sólo por que follaba con otra mujer, nunca sabré cómo supiste siempre, y tantas veces me lo dijiste, que a mi también me gustaban las mujeres, sino porque hice muchas de las cosas que tú siempre proponías y yo me negaba ¡Cuan equivocada estaba! ¡Qué ciega y cómo te negué algo que seguro que tú hubieras disfrutado! Cómo me arrepentía entonces.
    
    Alquilamos una casita en un pueblo de la sierra, con la idea de pasar un tiempo juntas, hacer un poco de turismo. Quedamos dos semanas después, yo la recogía en su ciudad y de ahí iríamos a la casa. Llegó el día, partí en mi coche, recogí a Leo y su maleta, un tanto grande, y nos encaminamos al pueblo de la sierra. Llegamos fácilmente antes de la hora de la comida, encontramos la casa y a su propietario, nos instalamos y salimos a comer y a dar una vuelta al pueblo.
    
    Yo estaba totalmente convencida de que Leo planeaba algo especial. El momento llegó por la noche, Leo propuso cenar en la casa, yo estuve de acuerdo, segura de que la intimidad ayudaría, no me equivoqué. La cena normal, un poco de vino para acompañar, quizá tomé un poco mas de la cuenta por aquello de que el alcohol da confianza, y la necesitaba, ambas sabíamos a qué habíamos ido allí.
    
    –Nora, ven.
    
    –¿Donde?
    
    –Al dormitorio, cuando llegues te desnudas y te tumbas boca abajo. Confía en mi.
    
    Yo estaba como hipnotizada, me levanté, entré en el dormitorio, me despojé de todas las prendas que llevaba puestas y me tumbé como me ...
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