1. Cambio


    Fecha: 08/09/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... había dicho. La cosa estaba cambiando, vale que me vistiera de puta pero ¿qué me tenía preparado? Al poco entró Leo.
    
    –Te voy a amarrar las manos y los pies con unas esposas, déjate y disfruta –me comentó dulcemente–. Verás como lo pasamos bien.
    
    Agarró con suavidad mi mano derecha y me puso una esposa en la muñeca, luego cerró la otra esposa al barrote del extremo del cabecero de la cama. Lo mismo hizo con mi mano izquierda. Después asió mi pie derecho y colocó otra esposa en el tobillo, como la cama no tenía pie, pasó la cadena de las esposas por debajo del somier para hacer aparecer por el otro lado a la otra esposa, que cerró en mi tobillo izquierdo. De esa forma estaba con las piernas y los brazos abiertos en cruz y boca abajo.
    
    –Dime, Leo ¿esto lo haces a menudo? –pregunté aun sabiendo que seguramente no me respondería.
    
    –Mucho de lo que haremos lo he hecho antes, otras cosas no –me respondió para mi sorpresa–. Pero piensa que no importa lo que haya hecho, sino lo que tú vas a aprender y disfrutar. Te voy a poner una mordaza con forma de bola en la boca, si en algún momento quieres parar, únicamente mueve la cabeza como para decir que no ¿lo has entendido?
    
    –Mover la cabeza como diciendo que no –repetí.
    
    –Bien, tu viaje a otros sexos empieza aquí.
    
    Me hizo abrir la boca para morder una especie de bola de goma, que tenía una correa de cuero a cada lado. Ajustó la hebilla de la mordaza para que no pudiera quitarme la bola, pero sin que me apretara la ...
    ... cabeza.
    
    –Ahora probarás el sexo anal, seguro después te preguntarás ¿cómo no lo he hecho antes?
    
    Antes incluso de tocar mi ano, Leo se tumbó en mi espalda, para darme un masaje con su cuerpo, de forma que todos mis miedos se esfumaron. Estando como estaba, atacó mis tetas con sus manos, haciendo hueco para abarcarlas, pellizcándome los pezones hasta el punto de dolerme pero sentir un placer oculto, cosa que me hizo jadear en la mordaza.
    
    –Ya veo que te gusta un poco de dolor, descubrirás que es la antesala al placer más intenso que nunca hayas experimentado.
    
    Debía ser verdad, porque mi sexo se llenó de fluidos rápidamente como nunca antes lo había hecho de veloz. Deseé poder tocarme para alcanzar el orgasmo, Leo debía de saber cómo me estaba sintiendo, porque desplazó una mano para acariciar mi clítoris de modo que al poco había me corrí, tan fuerte que no recuerdo otra corrida así. Pero eso sólo era el principio.
    
    De repente noté algo húmedo que recorría los alrededores de mi ano, era su lengua moviéndose, luego sentí que algo resbaladizo entraba por ese orificio, era uno de sus dedos empapado en algo que era como aceite y que mas tarde averigüé que era un lubricante acuoso. El experto dedo trabajó mi orificio, ensanchándolo hasta que introdujo un segundo dedo, para entonces ya estaba otra vez a punto del clímax, me gustaba el juego y me repetía una y otra vez por qué no le había dejado a Juan.
    
    Cuando Leo creyó que ya estaba suficientemente dilatada, se puso un arnés ...
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