1. Bailando por un sueño


    Fecha: 09/09/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... nosotros, je dije. Uno viene a estos sitios a bailar y divertirse y, si ella le aceptó y duro tanto tiempo bailando con usted, seguramente es que le dio la talla. Si, intervino ella, él baila sabroso, tiene ritmo y se mueve bastante bien. El comentario que acababa de escuchar por parte de mi esposa me pareció una sugerencia para llegar a algo más, pero, la verdad, no le puse mucha atención. ¡Qué bueno que pasé la prueba! dijo él riéndose. Sí, dije, porque ella no baila con cualquiera. Algo debió verle para que le aceptara.
    
    Pues que, estando sola, la invitación fue oportuna para no desaprovechar la música que estaba sonando y yo tenía ganas de bailar, replicó ella. Pero te vi muy animada con el muchacho, apunté. Pues sí, tú sabes que a mi me gusta bailar y si el parejo lo hace bien, el tiempo pasa volando sin casi darse uno cuenta. Si, me imaginé, porque yo ya llevaba rato aquí y la señora ni miraba a ver si yo ya había llegado. Es que la música estaba muy animada, dijo ella.
    
    Salimos a bailar de nuevo. El muchacho, inmutable, se quedó en la mesa, esperando a que nosotros volviéramos. Según me dijo ella, él se había acercado a la mesa y la había invitado a bailar. A ella le pareció una persona correcta y muy educada y no vio inconveniente en aceptar la invitación, además, con la seguridad de que yo iba a estar presente en cualquier momento, la situación no le pareció comprometedora. Le dije, bueno, pero ¿te ha sugerido algo?, porque lo veo como con expectativas, ...
    ... esperanzado en algo. No, dijo ella, sólo bailamos.
    
    Volvimos a la mesa y, sin dar respiro, el muchacho convidó a mi esposa a salir a bailar de nuevo y ella, sin reparos, aceptó y volvió con él a la pista de baile. Esta vez, conforme avanzaba la noche, la música fue variando de ritmos y, en esta ocasión, colocaron unos boleros bastante románticos, propios para parejas enamoradas. Todas las parejas, incluida mi mujer y su parejo, por supuesto, bailaban muy unidas. Vi como las manos de aquel muchacho se paseaban por el cuerpo de ella, apretando sus nalgas repetidamente. Trató de besarla en varias oportunidades, pero ella lo evitó, tal vez para no hacerme sentir mal, sabido que los estaba mirando, dado que había sido mi iniciativa salir aquella noche y no parecería justo que ella estuviera dedicada a otro en lugar de estar conmigo.
    
    Al rato volvieron a la mesa y no hubo palabra alguna. Ella, decidió ir al baño, dejándonos solos. ¿Cómo la está pasando? pregunté. Bien, contestó él. Su señora se mueve muy bien. ¿Le parece? Si, dijo él. ¿Cómo lo sabe? repliqué. Bueno, tiene ritmo y mueve sus caderas muy rico. ¿Y eso? dije yo. Pues, que, así como lo mueve, perdóneme lo que voy a decir, pero lo pone a uno a mil. ¡No entiendo! dije. Pues, excúseme, pero ella me tiene muy excitado. Okey. Entiendo, respondí. Y, ¿acaso esperaba otra cosa? Seguramente no, pero, la verdad, llegué a pensar que ella quisiera hacerlo conmigo, es decir, excitarme. Ah, ya. Entiendo.
    
    Bueno, es parte del juego, dije ...
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