1. Caitiff


    Fecha: 15/09/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... forma incomprensible. Poco a poco, esa fuerza que la había impulsado se iba desvaneciendo. Comenzó a sentirse débil y abrió los ojos envuelta en pánico, tratando de averiguar que ocurría. Lo único que encontró era a Miranda todavía mordiendo su cuello. Notó algo en ese momento de lo que no se había percatado, como le estaba succionando la sangre a través de la mordida. Quedó petrificada ante ello, aunque ya, era demasiado tarde.
    
    Entrecerró los ojos y todo se empezó a tornar oscuro. El mundo a su alrededor se apagaba y no había nada que pudiera hacer. Su mente pensó en miles de cosas, pero ya daba igual. Su vida, su familia, sus amigos…todo eso ya no importaba. Iba a morir, así lo presentía y así ocurriría al final. De lo único que se percataba era de Miranda, preguntándose por qué le hacía esto.
    
    Con la vista ya borrosa, pudo contemplar como la mujer pálida se percataba de lo que acababa de hacer. Sus verdosos ojos se abrieron de par en par al fijarse en la lánguida joven. En ese mismo instante, se apartó de ella. Pudo notar como sus puntiagudos dientes se despegaban de su cuello sin causarle ningún dolor. Le sorprendía que no sintiera algo al ver como se clavaban y le succionaban la sangre, aunque ya daba lo mismo. Iba a morir de todas maneras
    
    —Mierda, no, no, ¡espera! —decía muy nerviosa Miranda.
    
    La cogió del rostro, tratando de ver si reanimaba, pero Scarlett ya era una muñeca inerte, muriendo de forma exigua. Ella ya notaba el frio inundando su cuerpo y como ...
    ... su respiración se hacía cada vez más lenta. Muy pronto, exhalaría su último aliento.
    
    —Vamos, joder, reacciona. ¡Reacciona! —hablaba angustiada su amante mientras la cogía de las mejillas. Sin embargo, Scarlett ya no podía hacer más.
    
    De repente, Miranda la soltó, dejando que su cabeza cayera hacia atrás, quedando de nuevo sobre la almohada. Con las pocas fuerzas que le quedaban, pudo observar que la mujer se mordía en la muñeca derecha, un acto extraño. Tras eso, colocó su mano izquierda sobre la nuca de la chica y la alzó un poco. Ella ya estaba prácticamente muerta. Le acercó la muñeca hasta su boca.
    
    —Bebe —le dijo en ese instante.
    
    Contra sus labios, pese a ser ya una sensación lejana, sintió varias gotas de líquido espeso derramándose sobre ellos. El olor ferroso le inundó la nariz y, por un momento, pareció reanimar. Con la poca vitalidad que le quedaba, lamió esas gotas y notó el sabor de la sangre. El gusto la repugnó, pero no lo rechazó, pues la estaba ayudando un poco.
    
    —¡Eso es! —exclamó alegre la mujer pálida y le pegó el recién abierto corte de la muñeca contra su boca.
    
    Scarlett se mostraba reticente a beber de ahí. No entendía que estaba pasando. Estaba a punto de morir y Miranda ahora le insistía en degustar su propia sangre. Era todo muy raro y cabeceó rechazándola.
    
    —Venga, ¡esto es lo único que te puede salvar! —La mujer estaba desesperada porque reaccionase de una vez.
    
    Bien agarrada de la nuca y con la sangre derramándose por sus labios, a ...
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