1. Caitiff


    Fecha: 15/09/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Scarlett no le quedó más remedio. Comenzó a sorber del líquido rojo que supuraba de la herida. Su paladar se inundó de ese sabor viscoso a hierro y le entraron ganas de vomitar. De hecho, tuvo arcadas.
    
    —Lo sé, no es agradable, pero lo necesitas. —Miranda parecía ya impotente, desesperada por no perderla.
    
    Pese al asqueroso sabor, Scarlett bebió. Lo hizo durante un largo rato y, en ese tiempo, notó como la energía recobraba fuerza en su interior. Aquel líquido espeso parecía un mágico elixir que la estaba reviviendo. El calor regresó a su cuerpo y se sintió más activa. Varias gotas de sangre se derramaron de su boca y descendieron por el cuello hasta llegar al pecho, dejándola sucia. No le disgustaba, aunque seguramente se vería un poco terrorífica con ese aspecto, como un…
    
    Su mente quedó en blanco al atravesarla ese pensamiento. Se fijó en Miranda, quien le estaba acariciando el pelo y la acunaba un poco al tiempo que ella bebía. Observó su aspecto y repasó todo lo que le había sucedido. A medida que recobraba la consciencia, se fue dando cuenta de cada detalle vivido hasta ahora. No podía ser, tenía que haber otra explicación. Esas criaturas no existían. Solo eran ficción, pero repasando todo lo ocurrido esa noche, ahora le costaba negarlo.
    
    —Eso es, ya te vas recuperando —Su voz sonaba más calmada. Se notaba cierto alivio en su rostro.
    
    La vio sonreír. Era tan hermosa. Incluso a pesar de lo que era, no podía negar la increíble belleza que irrradiaba. Se ...
    ... intentó mover, pero entonces, algo se removió en su interior. Fue como un rugido, una suerte de llamada animal que resonara en lo más profundo de su mente. Tenía sed y necesitaba saciarla con urgencia. Sabía claramente lo que necesitaba. Se intentó levantar, pero Miranda la detuvo.
    
    —Eh, cálmate —le dijo—. Sé muy bien lo que te pasa y no te preocupes. Te daré, pero tienes que estar tranquila.
    
    Sus pupilas se dilataron y comenzó a respirar con mayor intensidad. Miraba errática de un lado para otro y pasó su lengua por los dientes. Sus colmillos estaban afilados. Se miró el brazo y notó que la piel estaba más pálida. Lo que sufría no era normal. Esa urgencia desesperante por beber estaba despertando en ella unos instintos desconocidos. Parecían dormidos y, tras ser mordida, habían despertado con mucha fuerza.
    
    Vio como Miranda se levantaba. Seguía sin entender por qué le había hecho esto, aunque en esos momentos, aquella era su última preocupación. Necesitaba sangre ya.
    
    —Voy a la cocina —le comentó—. En el frigorífico tengo algunas bolsas de sangre. Te daré para que te sacies.
    
    Se puso una bata para ocultar su desnudo cuerpo. Quiso decirle algo, pero la desesperación por saciar su sed se lo impedía. Estaba notando que perdía su consciencia y cabeceó molesta.
    
    —No te preocupes. Enseguida vuelvo —la tranquilizó, aunque a Scarlett, cada vez le costaba más estar en calma.
    
    Miranda se colocó delante de la puerta y, justo cuando iba a coger el pomo, se detuvo. Parecía haber ...
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