Jhon y Morena P2. - Relatos Eróticos

Jhon y Morena P2.

... abertura en el frente y cinta para amarrar a la cintura, sin ropa interior, quería sentirse más libre.  Aun así, otra sensación se despertaba; una cena ligera daría la calma al hambre que acechaba.  Durante esa comida, utilizó el tenedor con la mano menos hábil, lo hizo con dificultad pero pudo terminar en corto tiempo, sin interrupciones indeseadas.

Satisfecha de alimento, mas no de amor, pensó: -lo que se empieza debe acabarse, no es bueno dejar las cosas a medias- sonriendo pícaramente.  -ojalá alguien me ayudara con esta tarea-  pero recordó que en ese momento la baraja de candidatos para calmar su sed no era nada interesante, y uno que otro que sí, no estaban disponibles por x o y razón, así que se dirigió nuevamente a la habitación a buscar su sitio cómodo, íntimo y seguro.

Buscó en el cajón debajo de las prendas que menos usaba, en el sitio donde menos alguien buscaría y sacaría uno de sus tantos pequeños secretos; este, un vibrador que le había obsequiado un enamorado de su pasado, al mirarlo y recordar su origen Morena pensó: -al menos me dejó algo bueno el tonto ese-.
Recostada en la cama y con los ojos cerrados recordó nuevamente lo que había pasado en el baño antes de la interrupción, pensó en lo que había sentido, su cuerpo, lo que provocaba, pero esta vez imaginaría a alguien a su lado, unas manos que recorrieran su cuerpo sin pausa pero sin prisa, que la recorrieran con firmeza y deseo, que no solo se centrara en lo obvio, que la consintiera como una ...

... ninfa lo merece, que la tocara como a ella le gusta.  Sus manos se habían puesto sumamente sensibles otra vez, el roce de la piel, el satín desacomodandose de su puesto, la respiración profunda y las piernas inquietas habían dejado la desnudez total a un solo paso de la abertura del cinturón de tela.  Al abrirlo y quedar libre nuevamente, imaginó que ordenaba a su amante imaginario que se apartara un poco, que solo la observara, que siguiera su orden al pie de la letra, podría ver más no tocar, sabía que eso enloquecería a cualquiera, saber que su desnudo ser pide fuego, que está dispuesta a todo pero por una orden aún no puede ser tocada, aumentar el deseo por estar tan cerca jugando con piel al rojo vivo.  Pensaría en la expresión de ese amante imaginario que solamente tragaría saliva y se mantendría en tensión total esperando el momento en que le dieran la indicación de abalanzarse sobre su presa para desatar el infierno entre sábanas.  tomaría el vibrador y lo recorrería por su vientre, sintiendo su tamaño, su forma, su dureza, verificando que al accionar el interruptor su motor comenzase a funcionar.  Al pasarlo por la parte inferior de su sexo la punta quedaría húmeda, y pasaría esa humedad por el rededor de sus labios, al sentir eso imaginaria que su amante se abalanzaría sobre ella, que no resistiría la tentación y pasaría por encima de cualquier orden y obstáculo con tal de poderse fundir en ella.  imaginaría que la punta del vibrador es la punta de su pene erecto ...