UN GRAN DÍA - Relatos Eróticos

UN GRAN DÍA

... cariñosamente”. – A propósito… ¿Me contás cómo le hiciste a Micaela lo que te “enseñó” la mamita?
-¿No me dijiste qué no sos tan curiosa como Mica?
-Me refería a que no espiaba cómo cogían mis viejos. Pero sí quiero saber lo que hacías vos. Me interesa… y me “inspiran”. ¡Jajaja! ¡Dale, dale!
-Veré si me acuerdo.
-¡Jajaja! ¡Guachito! ¡Bien que te acordás lo que hiciste con la mamita!
-Está bien. Ahí va…

	“El problema que tenía es que no podía hacer más cosas que las que ya había hecho, por lo menos hasta que Denisse nos diera “vía libre”… En realidad…, hasta que pasara eso…, hacía lo que podía. El asunto era como siempre… ¡tener cuidado que no aparezca nadie! Pero te cuento que pasó cuando volví. Te juro…, llegué destrozado… Mamá me preguntó que me pasaba. Le dije que “cambiar el caño” había sido bastante trabajoso, y que me iba a tirar un poco. Cuando me acosté el corazón me hacía ¡pum! ¡pum! ¡pum! Estuve como quince minutos antes de regularizarme. Yo sabía que a la tarde era seguro que vendría Mica con la mamá, pero no creía que “ya” le habría dado las “instrucciones”. Al final me relajé… y me dormí… Me despertó mamá para comer…, y allí me acordé que había dicho que iría a la tarde a la escuela. Cambié de idea. Le dije a mamá que no iría a la tarde. Que aprovecharía para adelantar trabajos. Pura mentira. Luego de comer saldría al patio para que Mica o Denisse me vieran y supieran que, a pesar de ser jueves, yo estaría a la tarde. ¡Me había quedado recaliente, con ...

... unas ganas bárbaras de “jugar” con Mica! Y así fue. De todas maneras Denisse y su hija también venían los jueves a la tarde, pero al no estar yo, venían más tarde. Yo esperaba que trajera a su hija a “dormir” la siesta. Por suerte Denisse me vio y me guiño el ojo. ¡Vendrían! Efectivamente antes de las cuatro ya estaban…, pero Denisse no vino a darnos “permisos”. Así que, como otras veces, “jugamos” a nuestro “estilo”. Como siempre, fue Mica quien “abrió el fuego”. Nos besamos en la boca, con jueguitos de lengua, como ella lo hacía, muy lindo…, mientras metía la mano dentro de la pierna del pantaloncito. El “parate” fue instantáneo. «¿Te puedo chupar un poquito?» «Si, pero primero te voy a besar.» «Bueno, pero luego te beso yo.» La levanté y la senté sobre el tablero. Mica abrió las piernas muy sonriente. ¡Con razón se reía así! ¡No tenía bombacha! «No, tesoro. Otro día dejátela puesta.» «¿Por qué? ¿No te gusta verme la cachucha?» «Claro que me gusta, pero te la saco y listo…, y luego, si nos mojamos mucho, nos podemos limpiar con tu bombachita. ¿Entendés?» «No me di cuenta de eso.» Sabía perfectamente, luego de hablar con Denisse, que ella no se iba asombrar para nada si la bombacha de su hija tenía restos de fluido o semen. Fuimos a lo “nuestro”. Fui con mi boca hacia la cachuchita. Mica me rodeó el cuello con sus piernitas. ¡Un placer” ¡Era tan rica! No pasaron muchos segundos antes de que lance su primer orgasmo. Ni siquiera había metido la lengua en su agujerito, ni lamido ...