UN GRAN DÍA - Relatos Eróticos

UN GRAN DÍA

-Bueno, empezá. – Yo estaba ansioso por conocer su “primera vez”, aunque Laura me había dicho que no era tan romántica y linda como la mía.
-Bueno…, si no hay más remedio… - A Laura no le entusiasmaba la idea. – Te cuento. En alguna oportunidad me contaste, hablando de “iniciación”, que la menor de tus primas te llevaba un montón de años. Bueno…, yo tengo un primo que me lleva quince. El mayor de mis primos, en este caso. Yo tenía la edad de Micaela…, pero no la mamá de Mica…, o sea que nadie me enseñó nada, y yo estaba loca por él. Cuando venía a casa, pocas veces, desgraciadamente, no me separaba de su lado. A donde iba, yo lo seguía. Lo único que faltaba era que me metiera al baño con él. Y él sabía que yo estaba loca por él. A esa edad no se sabe disimular. Unas de mis “travesuras” más obvias era abrazarlo por las piernas. Yo llegaba con mi altura hasta su cintura. Y así como Mica se subió a tu falda para refregarse la colita contra vos, yo rodeaba con mi bracito su pierna, justo, justito, por donde empezaba…, o sea debajo de sus testículos. Por supuesto, cuando no anduviera nadie cerca. ¡Pero no sabía qué podría pasar con eso! ¿Qué tal, eh?
-Hasta ahora todo bien. ¡Eras bastante audaz, eso de acariciarle los huevos con el brazo!
-No exagerés. Yo no sabía que eso podía ser “peligroso”. – Laura se excusaba. - Lucas, así se llama, venía en moto, y la dejaba en la cochera, junto al auto de papá. Un día yo estaba más insistente que otras veces, “jugando” a abrazarle la ...

... pierna, cada vez más cerquita de su nacimiento…, cuando él me dijo que tenía que ver algo en la moto. Yo había notado algo muy “interesante”: entre sus piernas había crecido un tremendo bulto. Lucas no tuvo necesidad de invitarme. Yo no me despegaba. Fuimos, entonces, los dos a la cochera a ver su moto. Eso creía yo. De cualquier manera no me importaba otra cosa que estar cerca de Lucas. Se agachó junto a la moto. Yo estaba pegadita a él. Como si entendiera algo de lo que veía. En un momento Lucas se paró y se dio vuelta hacia mí. «¿Querés verla?» Pensé que hablaba de la moto. «¿Qué cosa?» «Esto que tengo aquí, entre las piernas.» Yo nunca había visto un pito de nene, pues no tengo hermanos. Y como era la más chica de la familia, no había visto un bebe varón desnudo. Solo sabía que los nenes tienen pitito y no cachucha como las nenas. Tampoco había visto nunca a mis padres en la cama. ¡No era tan curiosa como Mica! Así, sin saber qué cosa era lo que me mostraría, le dije que sí. Se bajó el cierre del pantalón y saco su pija al aire. Casi me muero. ¡Nunca había visto cosa tan grande! «¿Ves? ¿La conocés? ¿Sabés lo que es esto?» «Y… no sé… ¿es el pitito de los varones?» «¿Te parece qué es “pitito”?» «Y…, es más grande de lo que yo creía.» «¿Te gusta?» «Y… no se…» «¿No te gusta?» «No… no… no digo eso. Es que no conozco otra. ¿Todos son así de grande?» «No Laurita, no. Los nenes la tienen más chiquita…, pero yo la tengo así por vos.» «¿Por mí?» «Claro, cuando me abrazás la pierna me ...