Un chico lindo, demasiado lindo
Fecha: 03/07/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... Hilda.
-Diga, don Ernesto.
-Llevátelo y encerralo, Hilda. Decile que más tarde le llevás la cena. Mañana vamos a organizar cómo va a seguir esto.
Como usted diga, don Ernesto. –dijo la matrona y se dirigió hacia el chico, que permanecía echado boca abajo en la cama mientras el sátiro ocultaba su desnudez detrás de la puerta.
……………
A la mañana siguiente don Ernesto y la mucama desayunaban y fue entonces que el vejete dijo:
-Hilda, decidí usar al cachorro a fondo. No sólo cogiéndomelo sino además usándolo como sirvienta.
-¡¿Cómo sirvienta? –se asombró la mujerona.
-Sí… Mientras lo tengamos acá vas a pasar una vida de reina, Hilda. Todo lo va a hacer el putito. Incluso las compras. Vos solamente cociná, que lo hacés muy bien, pero de todo el resto se va a ocupar él y si flojea o comete algún error lo arreglás con un cinto o a bofetadas, y otra cosa. Quiero que de vez en cuando presencies cuando me lo cojo y le tomes fotos.
-Será un placer ver eso… -dijo Hilda después de carraspear.
-Esas fotos me van a servir para ...
... mantenerlo con el hocico cerrado cuando lo largue.
-Genial, don Ernesto.
-Pero no terminé.
-Diga, don Ernesto…
-Pero decime la verdad, eh…
-Claro…
-¿Qué sentís por el chico?
-Le soy franca, don Ernesto… Me calienta… -se sinceró la mujer.
-Pero, te calienta ¿cómo? –ahondó el viejo.
-Me calienta ese culito que tiene… ¡Me calienta para violarlo con estos dedos!
–se exaltó la mucama y agitó en el aire los dedos ìndice y medio de su mano derecha.
-¡Bien, Hilda, bien! –exclamó el viejo entusiasmadísimo ante el desenlace de la conversación, coincidente por completo con sus deseos más oscuros. Se limpió los labios con la servilleta, se incorporó y mientras se ponía la chaqueta que tomó del respaldo de una de las sillas dijo:
-Ahora andá y fijate si está despierto, si no, lo despertás y me lo ponés a trabajar. Hasta luego, Hilda. Nos vemos a la noche.
-Nos vemos, don Ernesto… -saludó la mucama y se dirigió al fondo mientras el corazón le latía con fuerza ante el curso que tomaban los acontecimientos.
(continuará)