Una tarde con Alex, el mejor culo del planeta… - Relatos Eróticos

Una tarde con Alex, el mejor culo del planeta…

... profesor fuí dándome cuenta que Alex había estado disfrutando del momento tanto como yo y hasta llegué a pensar que se había vestido así para provocarme. Ya sólo faltaban pocos minutos para que acabe la clase y yo no quería que eso quede en una simple anécdota, así que tome la iniciativa y le dije:

•	¿Podemos continuar?
•	Sí, pero la clase ya está por terminar…
•	¿Y eso que quiere decir?
•	Eso quiere decir que saliendo te espero en el parque que está cerca a tu casa, trataré de salir tarde, pero tienes que esperarme…
•	Eso tenlo por seguro. ¿Y por qué saldrás tarde?
•	Para esperar que todos salgan y evitar que alguien nos vea ahí…
•	Bien pensado, entonces te esperaré ahí el tiempo que haga falta.
•	Perfecto, espérame, no fallaré…

Parece que el hecho de sentir mi verga parada entre esas nalgotas le había gustado mucho más de lo que pensé, pues me citó para vernos a pocos metros de mi casa saliendo del colegio. Aún faltaban 2 horas para salir, las 2 horas más eternas de mi vida, por un lado sentía que estaba siendo el mejor día de mi vida, no terminaba de creerme lo que había pasado hace unos minutos y muchísimo menos lo que podría pasar más tarde, por otro lado tenía los miedos típicos de un chico de mi edad, que alguien nos vaya a ver o que quizás me cite para reclamar mi actitud, sólo había una forma de descubrirlo y sabía perfectamente cuál era.
Llegó la hora de salida, mi corazón latía rápido, caminé hacia el punto de encuentro, estaba un tanto temeroso, ...

... pero sumamente excitado, sentía que la gente me miraba, que sabían lo que estaba haciendo, sentimientos que no hacían nada más que alimentar la excitación que tenía. Llegué al punto y comencé a esperar, pasaron todos mis compañeros mientras yo me escondía detrás de un árbol, luego pasaron 20 largos minutos y pensé que no venía. Cuando a lo lejos pude divisar aquel maravilloso cuerpo que me tenía casi enamorado, admiraba cada centímetro de su cuerpo mientras se iba acercando de manera muy segura, estaba a punto de definirse el destino. Entonces llegó a mi lado y me dijo:  

•	Ya estoy aquí, perdóname por la espera, si?
•	Descuida, sólo siento algo de frío..
•	Eso tiene solución… Vamos a un lugar más cálido…
•	¿A dónde te gustaría ir?
•	Te cité cerca a tu casa porque pensé que podríamos ir ahí…
•	Claro que podemos, mi madre llega en 2 horas
•	Pues vamos…

Comenzamos a caminar muy lentamente hacia mi casa, la calle ya estaba totalmente desolada, ni siquiera habían carros, parece que el destino estaba de mi parte aquel día. En ese momento decidí no tener más dudas ni temores y comencé a comerme su cuerpo con la mirada como siempre lo hacía a escondidas, pero esta vez delante de él mientras caminábamos, parece que le gustaba que lo mirase de esa forma pues caminaba de manera más coqueta. Llegamos a mi puerta y al abrir la reja metálica le susurré en el oído: “Pase usted señorita”, me sonrió tan coquetamente que por inercia le acaricié suavemente una de esas hermosas nalgas ...