Una tarde con Alex, el mejor culo del planeta… - Relatos Eróticos

Una tarde con Alex, el mejor culo del planeta…

... mientras entraba a la casa, al sentir mi mano Alex se detuvo en mi puerta, pensé que le había disgustado, pero fue todo lo contrario pues puso sus dos brazos sobre el marco de la puerta y levantó el culo como incitándome a que siga acariciándole el trasero. Sin pensarlo dos veces comencé a apretar ese enorme culo como siempre quise hacerlo, luego recordé que aún seguíamos en la calle y le dí una nalgada como indicándole que entre rápido a la casa. Esos pocos segundos me habían llevado nuevamente a un nivel de excitación muy alto, ya no ocultaba mi erección, todo lo contrario, trataba de que sea lo más notoria posible. Una vez dentro de la solitaria casa, nos sentamos en la sala bastante cerca, yo no podía dejar de ver las piernas tan contorneadas y lampiñas que tenía y lo magnifico que se veían dentro de esos shorts cortos, a lo que Alex me dijo:

•	Al fín dentro… ¿Oye se te para bastante rápido, no?
•	Sólo con alguien como tú…
•	Al fín me lo dices, he visto como me miras todo el día…
•	¿Qué? ¿Cómo?... ¿Te dabas cuenta?
•	Por supuesto, ninguno en el colegio me mira como tú y también me acaricias cada vez que puedes. ¿Cómo crees que no me voy a dar cuenta? 
•	No puedo negarlo (comienzo a acariciarle las piernas), ¿Y qué opinas al respecto?
•	¿Qué opino? Ven aquí para demostrarte lo que opino…

Alex acercó su fino rostro hacía mí dirigiéndose a mis labios, a lo que atiné a acercarme también e introducir mi lengua con fiereza en su boca encontrándome con una lengua ...

... mucho más apasionada. El encuentro de nuestras lenguas se volvió eterno, el eco de mi casa completamente vacía hacía que el sonido que hacían las lenguas relamiéndose invada completamente el lugar, yo podía sentir mi verga literalmente chorreando liquido pre seminal por mi pantalón, era lo más caliente que me había pasado.
Desperté por un momento y comencé a acariciarle esas caderas que tanto había deseado por dentro de sus shorts, y de repente, por primera vez sentí su delicada mano estrujando mi pene erecto por encima del pantalón. Tenía que reaccionar rápido, de lo contrario podría correrme en ese momento. Comencé a besarle el cuello, recuerdo que el aroma de su cuello era digno de aplausos, Alex comenzó a hacer pequeños quejidos que trataba de ocultar, asumo que por vergüenza. Yo sabía perfectamente que ese era el momento indicado para disfrutar de aquel increíble cuerpo que me había hecho perder la cabeza todo el año, así que le dije:

•	Eres una ricura… ¿Puedes ponerte en cuatro para mi?
•	Claro que puedo…(se puso en cuatro)… ¿Así está bien? ¿Así te gusta?
•	¡Woooow! Me encanta, no sabes cómo he deseado este culo!!
•	Lo sé, no has dejado de mirarme como depravado todo el año, ¿Lo tengo rico, no?
•	¿Rico?... ¡Es lo más delicioso que he visto!
•	Pues míralo bien, porque hoy será todo tuyo…

Al oír esas palabras sólo atiné a arrodillarme detrás de él, tuve que tomarme unos segundos para ver esa perfección de la naturaleza, era un culo sumamente grande y redondo como ...