LAS PAMPAS CHATAS 3 - Relatos Eróticos

LAS PAMPAS CHATAS 3

“Por supuesto que hubo un “interludio” a eso de las tres de la mañana. Nos mandamos un par de cogidas y un buen 69. No seguimos más porque queríamos madrugar para terminar lo más temprano posible nuestro trabajo. Cuando nos despertamos, a eso de las siete, hicimos un “rapidito” bajo la ducha. Desayunamos, yo preparé mis papeles y Marilí preparó el almuerzo. Ya sabíamos lo que hacer. La excelente colaboración de ella convirtió al trabajo en una rutina divertida. Nos reíamos por cualquier cosa, entre caricias, besos y manoseos. El montecito que nos toca para el “almuerzo” era excelente, con bastante césped o pasto, dado que los arboles estaban separados y dejaban entrar el sol. Además había un molino y el bebedero para los animales. Así que teníamos agua para lavarnos, luego de nuestros juegos. De cualquier manera no lo quisimos hacer muy largo, para terminar más pronto. Sin duda que el viernes quedaría libre. Pero no quería adelantarle nada a Marilí, hasta no estar seguro. Con la excelente coordinación del “equipo de trabajo”, calculé que sí, seguro tendríamos el viernes libre, para nosotros. A eso de las siete, cuando estaba bajando el sol, regresamos al puesto, contentos y felices. Creo que Marilí ya se había dado cuenta que mañana terminamos. Por supuesto, luego de ducharnos, antes de la cena, hicimos algunos jueguitos, esta vez en el sofá, donde fue nuestra primera vez. De atrás, de adelante, en las bocas de ambos…, sobre el respaldo, los apoya brazos, en todas las ...

... posiciones posibles. Marilí estaba dispuesta a todo, exuberante. Ya casi al final, cuando decidimos que sería la última cogida, por el momento, para ir a cenar, cuando se la saqué de la concha, para no acabar dentro, y luego de tragar todo el semen que descargué en su boca, Marilí estalló: «¡Basta! ¡No aguanto más! ¡Ahora mismo le digo a Juliana que el viernes traiga los condones!» «¿Ella tiene? ¿Seguro?» «Los compró en uno de los viajes con el padre.» «Pero… ¿no creés que ella va a querer usarlos…?» «Le conté lo que hacíamos…, y le dije lo de los condones. Me dijo que tenía y que podría traerlos cuando quisiera. Ahora sé que mañana terminamos. Y bueno…, que venga el viernes.» «Pero… ¿no habrá problemas?» «¿Qué problema?» «Si quiere… vos los…, bueno no quiero hacer nada en lo que vos no estés de acuerdo…» «Si puedo sentir tus sacudidas dentro mío, dentro de la concha digo…, no me interesa las veces que se la metas a ella…, y además le dije que traiga a Erika…» «¡Eh! ¿También?» «¿Qué? ¿No te animás con las dos? Bueno… las tres…, porque yo quiero ser la primera en todo. ¡Jajaja!» «Y…, si no hay más remedio…, me sacrificaré ¡Jajaja!» «Nos vamos a divertir. Las chicas son fantásticas…, y la verdad…, saben coger mejor que yo…» «¡Eso es imposible!» «Si, en serio. Ellas cogen prácticamente todos los días, a veces con dos o tres…» «¿Cómo? ¿Por qué vos no?» «Después te cuento. Ahora voy a hablar con Juliana.» Marilí se levantó y fue hacia el cuartito del radio. Yo fui a preparar la mesa. ...