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Aprendiendo de Don Raúl
Fecha: 07/03/2022, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Nino McPhee, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Solía irme a casa caminando con varios amigos después de clases. Uno a uno iban tomando distintas rutas y al final siempre éramos Marcelo y yo. Su casa quedaba algunas calles antes de la mía, por lo que muchas veces nos quedábamos en la suya con sus videojuegos o simplemente escuchando música y conversando. El vivía con sus padres y su hermana mayor, quienes ya me reconocían por mis visitas diarias cada tarde. Siempre me llamó la atención la relación abierta que Marcelo tenía con su familia, haciendo bromas sobre novias, romance, sexo y todos los asuntos que cualquier joven de 16 años puede tener en su mente. Una tarde de videojuegos, Marcelo con la naturalidad típica me pregunta delante de todos si es cierto que otros estudiantes me habían molestado diciéndome marica. La pregunta me tomó por sorpresa, pues era cierto, pero no creí que él supiera. Le respondí que sí, pero eran alumnos de otro curso y que no le daría importancia. Yo me sonrojé un poco por la incomodidad de hablar de la situación frente a su familia, quienes opinaron que debía enfrentarlos y golpearlos por haberme molestado. Su mamá dijo que debía acusarles con los encargados y su hermana sólo río cuando dije que no me atrevía a hacer nada de eso. Su papá, Don Raúl, me dijo que merecían recibir una paliza y ofreció enseñarme algunas técnicas de defensa. En mi casa nunca se hablaba con violencia. Jamás me hubiesen dicho algo como eso. Miré a Don Raul, debía tener unos 45, 50 años, bigote frondoso, más ...
... alto que yo. Un estereotipo de masculinidad que pensé en ese momento era lo que quería ser. La tarde siguió con naturalidad. Otra tarde pasé por casa de mi amigo y sólo estaba Don Raul. Me dijo que Marcelo no estaba y me fui a casa. Antes aprovechó para bromear de nuevo con enseñarme unos golpes. - Si no te defiendes, van a seguir diciendo que te gusta el pene Ese comentario final de Don Raúl me provocó cosas nuevas. Me sonrojé con una sensación incómoda y placentera a la vez. Estuve el resto del día recordándole mientras me decía algo que llevaba la escena a otro nivel. Me había puesto caliente con sus palabras. Me corrí una paja pensando solamente en ese instante. La semana siguiente seguí visitando a mi amigo, pero poniendo más atención en Don Raúl, sin intercambiar más que el saludo. Disimuladamente averigüé con mi amigo que había viajado a ver familiares de su madre y que iban nuevamente una o dos veces al mes, pero su padre no se llevaba con ellos, por lo que quedaba solo en casa. Mi mente comenzó a imaginar repetir la visita, quería escuchar de nuevo a Don Raúl decir algo como lo que me había encendido tanto la vez anterior. El siguiente sábado ya sabía que mi amigo viajaba fuera de la ciudad otra vez y desde temprano comencé a fantasear con visitar a su padre, sin saber muy claramente qué quería lograr. Pensaba en su bigote, en su boca diciendo “te gusta el pene”, luego pensaba en su pene, lo imaginaba erecto y de golpe reaccionaba tratando de dejar esa ...