Aprendiendo de Don Raúl - Relatos Eróticos

Aprendiendo de Don Raúl

... 
De pronto se pone de pie, liberándome de su peso y dejándome la posibilidad de zafar. Se paró frente al sillón y yo me quedé tumbado y sin prisa volteé a mirarlo. El hombre estaba jadeante y abstraído en sí. Por un momento me asustó su reacción. Me seguía mirando allí, sin sus zapatos, con la camisa abierta y el pantalón a medio abrir por el intenso manoseo que mi mano había alcanzado. Escuché cuando dijo: 
- Ya, qué tanto.
Y se acercó decidido hacia mí. Se paró a la altura de mi cara:
- Ahora vamos a descubrir si de verdad eres un chupaverga

Sin dejar de mirarme abrió su pantalón, lentamente bajó su cremallera y por la abertura de su calzoncillo sacó su pene. Ese pene en el que llevaba pensando hace semanas. Era más o menos como lo imaginaba: color canela, grueso y con una palpitante cabezota que estaba a mi disposición frente a mi boca.
Lo miré hacía arriba y le dije:
- Don Raúl, no le vaya a decir a nadie
- Shhhh, calladito. Venga, abra la boca

Volví a mirar su miembro cada vez más endurecido y lo besé apasionadamente apretándolo con mis labios, con los ojos cerrados, sintiendo los dedos de ese hombre tocar mis labios mientras su pene entraba en mi boca. Le bajé el pantalón puse mis manos sobre su calzoncillo blanco de textura suave y seca. Lentamente las apoyé en su trasero y empujé sus embestidas en mi boca. Lo escuché otra vez lanzar un hondo quejido.
Abrí grande la boca y entregué mi garganta al momento dejándole atravesarla con su carne. El sonido que ...

... hacía la saliva, su pene y mi garganta me calentaba más y más. Yo quería más. Me había preparado para ese momento y quería que mi culito tuviese ese pedazo de miembro adentro. Tenía que tomar valor y lograrlo. Fue entonces que me incorporé y sin dejar de mamar a Don Raúl, logré sacarme el pantalón. Me puse de pie y me recosté en una de las barandas del sillón, dejando mi culo levantado, separando mis nalgas.
Escuché a Don Raúl reírse y decir:
- JAJAJA! Qué? Qué quieres? Pídelo! Aprende a pedirlo

Se acercó y se puso atrás mío. Yo seguía sin decir nada más. Esperando que fuese él quien tomara acción.
- Ya pues, aprenda a pedir. “Métamelo, Don Raúl” quiero escuchar!
- Don Raúl...
- No! “Métame su pene Don Raúl”. Cómo dice?
- Don Raúl -repetí, balbuceando de nervios y fulminante calentura
- “Don Raúl, por favor, métamelo” o mejor aún  “Don Raúl, métamelo rico por el culito” -dijo otra vez mientras agarrándome ambas manos en la espalda me inmovilizaba otra vez. 
Sólo con sus palabras me tenía hirviendo. Era el papá de mi amigo. Era Don Raúl!!! Ahora estaba allí con él vistiendo sólo un calzoncillo y la verga parada y dura esperando que yo dijera lo que quería escuchar.
De pronto ví que la única luz encendida en esa sala quedaba a mi alcance. Solté una mano y alcancé el interruptor dejándonos a oscuras. Fue entonces cuando me atreví 
- Don Raúl, hágamelo despacito
- Quieres qué cosa?
- Que me lo meta
- Qué te meto -dijo ya cerca de mi oreja
- Métame su pene
- Ah ...