Aprendiendo de Don Raúl - Relatos Eróticos

Aprendiendo de Don Raúl

... escena que me ponía a respirar agitado inmediatamente.

Tenía un plan: iría a verlo y le pediría que me enseñara a defenderme o a golpear. La intención era buscar la forma de lograr algún tipo de roce físico. Me metí a la ducha imaginando todo ese momento. Cerca de las cinco de la tarde ya estaba a metros de su puerta cuando veo a una mujer saliendo de su casa y a Don Raul despedirla de beso en la boca. Sería su amante? La situación me puso aún más caliente. Este hombre era entonces un macho en busca de satisfacer su calentura a escondidas? Podrías yo entrar en ese espacio de morbo? Antes que cerrara la puerta me acerqué y le dije:

- Hola Don Raúl
- Hola, no está Marcelo
- No, si lo sé. La verdad venía a hablar con usted
- Ah, claro. Pasa, pasa

Entré a la casa. Me sentía muy nervioso

- Yo venía a pedirle si me puede enseñar a defenderme. 

El estaba nervioso también. Supongo que de pensar que le había visto con la mujer que se había ido recién. Había copas y una botella de vino medio vacía en la mesa. 

- Qué bien! Te decidiste al fin. 
- No quiero que digan...
- ...que te gustan los hombres.
- Si. Yo quiero..
- ...qué cosa, dime. Entre hombres hay confianza
- Quiero parecerme a usted, Don Raul. Cómo es tener sexo?

Lo incomodé con mi pregunta. Se sentó y bebió un sorbo de vino de una de las copas a medio llenar.

- Eres virgen todavía?
- Si, yo nunca he estado con nadie
- Y por esos te dicen que no te gustan las mujeres 
- No sé. Yo no he estado ...

... con mujeres ni con hombres
- Y cómo sabes cuales te gustan entonces?- bromeó. - Has visto a una mujer desnuda?
- No, a nadie. Ni mujeres ni hombres. Me gustaría ver...
- A mujeres o a hombres?- seguía con la broma mientras rellenaba su copa y me la alcanzaba

Yo estaba todavía más nervioso, pero atento y excitado por esta charla con Don Raúl, tratando de no ser muy evidente. Tomé la copa y bebí un largo sorbo para tomar confianza.

- A ver, corramos esta mesa para un lado. Párate ahí y trata de empujarme fuera de la alfombra.

Yo hice lo que él decía, pero no lograba empujarlo por no atreverme a ser agresivo.
- Ya pues, piensa que soy uno de esos chicos que te dicen marica

Volví a intentar moverlo, sin lograrlo. De hecho era yo quien terminaba más agitado. Él se sacó los zapatos y yo hice lo mismo. Tomó otro sorbo de vino y me dijo:
- Ahora te voy a hacer enojar y tú trata de empujarme hacia el sillón, bueno mariconcito? Lo vas a hacer? Ya, pues con fuerza de hombre, no de hembra

Yo tiritando de nuevo entre esa calentura e incomodidad, estaba más o menos donde había imaginado. Esta vez me agarré de su torso y logré moverlo hacia el sillón, pero él seguía burlándose.

- Uy, pero se enojó el jotito. Bótame con fuerza de hombre! Cómo un joven como tú no va a poder con un viejo como yo

Mientras me insultaba, se desabrochó los botones de la camisa.
- A ver ahora si te da para empujarme o te queda gustando tocar cuerpo de macho. 

Yo estaba extasiado. Tomé ...