1. Sumisa en la calle: Posesión


    Fecha: 24/07/2017, Categorías: Hetero Autor: CalmaSola, Fuente: CuentoRelatos

    ... que cada vez se la clavaba más.
    
    Durante un rato, la presencia de su Amo pareció desaparecer...
    
    Intentó pensar en otras cosas para no recordar donde estaba, donde la habían colgado y sobre todo la incomodidad y dolor que la producía la postura en que estaba.
    
    Se sentía completamente indefensa y comenzó a tener miedo al ver que los minutos se sucedían y no pasaba nada. En realidad, no supo cuánto tiempo había pasado cuando el contacto de una mano la sobresaltó.
    
    La mano estaba sobre su pecho y lo acariciaba casi con timidez. Era suave y pequeña. Las del Amo eran grandes. Entendió rápidamente que era mujer la que la tocaba.
    
    Movió su cuerpo intentando zafarse, pero apenas llegó a agitarse en sus ataduras. Intentó protestar, pero sólo un ahogado gemido salió de su boca a través de bola que la amordazaba.
    
    Otra mano cogió su otro pecho, casi con rudeza. esta era grande y callosa, un hombre...
    
    A los pocos segundos llegó a contar unas diez manos moviéndose por su cuerpo.
    
    Sus intentos de escapar eran en vano, estaba totalmente inmovilizado y las personas que la acariciaban, pellizcaban y magreaban se encargaban de que estuviese más quieta aún.
    
    ¿Quiénes eran aquellas personas? Y porqué su Amo permitían que la tocaran.
    
    De repente se percató de algo que le extrañó y al tiempo agradeció. Le tocaban por todo el cuerpo, incluso alguno azotó la cara interna de sus muslos y la hicieron cosquillas en los pies. Pero nadie penetró sus agujeros con los dedos. Es cierto ...
    ... que era difícil acceder a ellos, pero hubiesen podido hacerlo si quisieran...
    
    Cuando menos lo esperaba, todas las manos desaparecieron de su cuerpo. Fue como si alguien hubiese apretado un botón que las hubiese hecho moverse.
    
    De nuevo apareció la soledad y el aislamiento total, sólo sentía el áspero tacto de la madera, las cuerdas atenazando su cuerpo y aquel maldito apoyadero entre sus piernas que se estaba haciendo insoportable.
    
    A medida que fue pasando el tiempo, comenzaron a venirle el olor, primero del humo y después de la carne a la brasa. Estaban haciendo una barbacoa. Aquello hizo que su estómago reclamara comida y su boca se llenara de saliva ante el delicioso olor. Pero al llevar la bola apenas podía tragarla con lo que comenzó a deslizarse por la comisura de sus labios.
    
    Nadie volvió a tocarla. Nadie le llevó comida. Nadie le limpió la saliva que resbalaba por su barbilla. Parecía como si se hubiesen olvidado de ella...
    
    Pasó mucho tiempo, aunque ella era incapaz de saber cuánto...
    
    Debió quedarse a pesar de las torturas, profundamente dormida en algún momento pues de repente sintió que ya no había nada entre sus piernas y que las cuerdas ya no la amarraban.
    
    Estaba sentada sobre la hierba y un dolor intenso le sobrevino en todo el cuerpo, debido a la postura en la que había estado durante aquel tiempo.
    
    Unas manos, que reconoció como las de su Amo masajeaban ligeramente sus músculos.
    
    De pronto se dio cuenta de que podía oír y también mover la ...
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