1. Infidelidad con el Mécanico


    Fecha: 17/07/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mis manos, pero me sorprendí, porque, en ese momento sentí, el bulto, escondido bajo su pantalón, estaba duro, muy duro, sin más se lo apreté, pero eso hizo que creciera el deseo por que don Chon, la verdad, me cojiera.
    
    Don Chon me besaba en la boca, pero poco a poco me abrió mí diminuto saco, bajo a mis pechos, queriendo comérselos, que melonsotes tiene mi maestra, me los voy a cenar con el permiso de su marido. Ya don Chon, déjeme ir, si, por favor, se lo suplico, dije con voz suave.
    
    Yo estaba recargada en el escritorio y mejor decidí sentarme, de tal modo que don Chon, ya me pudo besar fácilmente, pero también, tomarme de la cintura, posar sus manos sobre mis muslos, seguir besando mis pechos y bajar a mi vagina, levantando mi falda, haciendo a un lado mi tanga de encaje, y meterme la lengua en mi vagina.
    
    Yo me hice que estaba más borracha, y decía, no don Chon, ya no, déjeme ir, va a venir mi esposo, Don Chon habia dejado de meter su lengua en mi vagina, se habia levantado y estaba besándome en la bocas; sin embargo un fuerte impulso dirigió mis manos hacia su pene, que ya estaba afuera, los pantalones de Don Chon habían caído al suelo, mire hacia abajo, y pude ver un tremendo palo, grande de unos 19 cm, grueso muy grueso, superior al de mi marido, 5 cm más grande, que me hizo olvidarme de todo, y sin más, le dije, ya don Chon, cojame, métamela, hágame suya. Quiero su piito quiero toda su verga.
    
    Sí maestra, como no, la voy a complacer, me la voy a coger, se ...
    ... la voy a meter, y abrio mis piernas, yo estaba sentada en su escritorio, don Chon acaricio mis muslos, sus dedos recorrían mis piernas, desde mis pantorrillas, mis rodillas. Mis manos, jugaban con su pene, le estaba ayudando a encontrar el agujero. Don Chon, le dije, ahí esta su hoyito, ahí esta la casa de su pajarito. Si, maestra, abrase bien, que ahí le va su camote, mi maestra, al fin acerco su verga, y comenzó a metérmela, poco a poco, yo cerré mis piernas, atrape un poco su grasiento cuerpo, su panza esta la sentía recargada sobre mis piernas y mi vientre.
    
    Mas, don Chon, métamela más, así, que rico, aahhh, sabroso. ¿Le gusta, maestra? mucho, a caray que linda, dijo don Chon, nunca pensé que estas pulgas brincaran en mi petate. Pero que pulga, es usted una diosa, mamacita, mientras su pene se movía. MMMM, ¿quiere por el culo?
    
    Cuando me dijo esto me espante, pues ni mi esposo me la había metido por ahí, pero era tanta mi excitación que, sólo dije, si quiere don Chon, pero le advierto que usted me va a estrenar y debe ser cuidadoso.
    
    Don Chon estaba fascinado, sus ojos se le desorbitaron, me saco su verga, y con cuidado me volteo, me puso sobre el escritorio, alzo la falda, me bajo mi tanga que quedo atorada en mi liguero, y me dio unas palmadas en los glúteos.
    
    ¡Que bueno nalga tiene maestra! Separo los glúteos, los abrió, mientras yo con miedo reposaba mi cara en su escritorio y con una de mis manos alcanzaba la verga de don Chon, que estaba bien parada y dura, y ...