LAS PAMPAS CHATAS-final - Relatos Eróticos

LAS PAMPAS CHATAS-final

... ansiosamente. «¿Te gustó, tesoro?» «Si. ¡Es riquísimo!» «¡Pero con mamada es mejor!» «Lo sé. Luego te la chupo.» «¿Qué pasa?» Marilí se levantó. «Me tomé todo el semen que quedó dentro del condón.» «¿Sí? ¡Jajaja!» «Me doy cuenta que todas podemos hacer lo mismo.» «¡Eso! En las próximas cogidas de Mari nos alternamos chupando condón… ¡Jajaja!» «Ahora quiero que me la metás por el culo.» Erika continuaba con el reclamo. «¡Todavía lo tengo virgen! Solo con consolador.» «Si, está bien. ¡Sos la próxima!» «¿También me vas a besar la espalda?» «¡Todo! ¡Todo te voy a besar! Pero dejame descansar un poquito.» «Descansá… pero yo me entretengo…» Cuando me acosté Erika se acostó entre mis piernas, para mamarla. Quería ponerla dura urgentemente. Las otras dos se acostaron a mi lado, aunque Juli se puso con las piernas hacia mi cabeza. Estiré los brazos y al llegar a sus conchas, metí un par de dedos de cada mano dentro de sus vulvas. Con el pulgar trataba de acariciar los correspondientes clítoris o metérselo por el ano. Les moví los dedos, los giraba. Todo era muy reconfortante. ¡Estaban tan mojadas! Levantando apenas la cabeza veía la maravilloso concha de Juli. Las chicas gemían. Me encantaba escucharlas. ¡Eso me hace muy feliz!” 
“Al ponérmela dura, Juliana, quien tenía la cara a la altura de mis piernas, no perdió tiempo. Sacando mis dedos de su concha, se montó, de frente a mí, y Erika rápidamente se colocó sobre mi cara. Marilí no perdió tiempo; recostó suavemente a Juli, de ...

... espaldas sobre mis piernas, y se acomodó sobre su cara. ¡Todo estaba completo! Erika se inclinó hacia la entrepierna de Juliana, para chupármela, mientras entraba y salía. Estaba intentando una suerte de 69. Se la chupé y lamí un poco mientras Juliana cabalgaba. «No demasiado Juli, quiero tener toda la fuerza necesaria para metértela a Eri.» «Si, ya sé. Tenía ganas de sentir tu pija en la concha.» «¿Me dejan darle la oportunidad a Eri por la colita?» «Si Dani, perdoname… ¡estaba muy ansiosa!» Me preocupé. Tenía miedo de que empezaran a competir. Las chicas me “soltaron”. Le hablé a Erika.  «Dale, ponete a lo perrito…» «¿En el borde?» «No, en medio de la cama.» «¿Así está bien?» «Perfecto.» Me levanté y acomodé tras el culo de Erika. Hice girar dentro del culo el consolador y lo saqué suavemente. Le di un chirlito y le metí un par de dedos en el orto. Entraba todo muy bien. De cualquier manera Marilí estaba atenta. Le puso pomadita en el ano y en mi cabezota. La apoyé y fui empujando. Marilí sostenía bien firme la pija. «¡Ayayayay!» «¿Te duele, mi amor?» «¡Nononoooo! ¡Me gusta! ¡Más, más adentro! ¡Metemela bien hasta el fondo! ¡Me gusta mucho sentirla adentro! ¡Qué lindo! ¡Así papito! ¡Qué lindo!» La tomé de las caderas y empujé hasta sentir los testículos golpeando la concha. ¡Hermoso culo el de Erika! ¡Una belleza! ¡Y tan voluptuosa con ese par de rollitos! Llegué al fondo y la dejé quieta. Me apoyé sobre la espalda, la acaricié y besé. «¡Si papito, que lindo!» «¿Querés que ...