Solo una vez
Fecha: 23/07/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos
... soltería, en sus tiempos libres se iban ‘de putas’ o a algún cabaret de poca monta, sin embargo, yo siempre buscaba algún pretexto para apartarme de la manada, en mi mente solo estaba ella, vivía por ella, respiraba por ella.
La llamaba al atardecer, después de los cursos, antes de salir a pasear un rato, para no quedarme solo en el hotel, charlábamos mucho, ninguno quería cortar la llamada.
Y así podían verme, caminando solo por las bulliciosas calles de la gran ciudad, mirando vidrieras, buscando algo especial, porque siempre la sorprendía con algo especial a mi regreso.
Esa vez, entré a un local de lencería erótica, un tanto escondido en una galería, con mucha vergüenza, me atendió una morocha simpática a la que le pedí casi susurrando un conjunto rosado que había visto en la vidriera, un sostén calado casi transparente y una tanga casi pornográfica, por la parte trasera era casi un hilo dental y por delante no tendría más de unos dedos de alto.
La perfumó y la envolvió para regalo, lo había elegido color blanco, mi color favorito, pagué y me esfumé del lugar tan pronto como pude.
Nunca conté esto, ni siquiera a ella, luego de realizar la compra volví presuroso y excitado a mi cuarto de hotel, mis torpes manos masculinas rompieron el papel de regalo por más que pusiera sumo cuidado, puse el conjunto sobre la cama, olí la fragancia que había dejado impregnada la vendedora y lo imaginé en el cuerpo de mi amada esposa, me masturbé como adolescente…
Lo único ...
... positivo que tenían estos viajes era que al reencontrarlos éramos pura pasión, dinamita pura, locura y desenfreno.
El regreso en ómnibus se hizo interminable, a poco de salir oscureció y por la ventanilla solo veía la negrura de la noche, la película que pasaron a bordo no era de mi agrado, apenas la música de mi celular llegando por los auriculares calmaba un poco la ansiedad, bajé pasada madia noche y tomé un taxi hasta casa.
A pesar de la hora, Patricia me esperaba despierta, nos besamos en la puerta como si fuera la primera vez, dejé mi bolso, a un costado, estaba exhausto y fui a darme una ducha de agua tibia antes de meterme a la cama.
No dije nada, sabía que ella, como acostumbraba a hacer, mientras me bañaba acomodaría las prendas del viaje, e inevitablemente encontraría mi regalo.
De pronto sentí abrirse la puerta del baño y correrse la mampara, Pato lucía espectacular, con el conjunto que le había comprado, el sostén calzaba justo en sus pequeños pechos transparentando sus pezones, su sexo apenas quedaba cubierto, le hice señas con el dedo para que girara, lo hizo sonriendo, diablos, que perfecto que era su trasero, casi sin darme cuenta su cola adolescente se había transformado en cola de mujer, más grande, más gorda, pecaminosamente, imponente, la tanga se había perdido en su zanja, era mucho mejor de lo imaginado, al punto de provocarme terrible erección.
No me dio tiempo a seguir observando su perfección, decidida avanzo y se coló a mi lado bajo ...