El negro, mi nuevo vecino.
Fecha: 25/07/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... dejándome ahí mas saliva. Seguido, me dio varios besitos que me volvieron loco, ya yo gemía en el séptimo cielo donde me encontraba. Pero como si eso no fuera suficiente, sentí cómo con sus dedos me abría el culo para así introducirme la lengua a más no poder, cosa que logró y me volvió loco loco loco, ya después de eso no aguanté y lo agarré del cabello para introducirlo más y más en mi. Y así estuvo por un buen rato, después me mordía ambas nalgas, una por una, dejando marca, marcando su territorio. Siguió subiendo por mi espalda hasta llegar a una de mis orejas. — ¿Te gustó? — ¿Por qué no seguiste, naguará? —lo que hizo fue reír un poco con esto que dije. Comenzó a besarme la oreja y me retorcí como un gusano, eso a él le encantó porque al verme así no se detenía. —Ahora juega tú conmigo un ratico, si quieres—me dijo en el oído, antes de mordérmelo. —Como usted mande. Se colocó rápido de frente, acostado en la cama, con los brazos detrás de su cabeza, como todo un macho. Yo estaba a sus pies, de rodillas, desde donde podía verlo completico y ¡Qué imagen aquella! Jamás podría olvidar eso. Yo nunca fui racista pero no tuve algún contacto con un negro, no sé, no había habido ninguno que me enganchara, pero este, que tenía yo solo para mi (al menos esa noche) estaba tan delicioso, ahí, acomodado a sus anchas, como un macho esperando a que su presa le complazca, y así lo haría. Comencé a besarle las piernas poco a poco, él sonreía un poco. Seguí hasta llegar al majestuoso guebo ...
... que pronto me iba a comer. [Tengo que hacer un espacio aquí para decirles que toooodo lo que estoy diciendo o voy a decir es real. Detesto que me mientan en esta página y por ende no lo voy a hacer yo también] Como estaba algo oscuro el cuarto no podía verlo como es, pero claro que podía distinguirlo por completo, y el guebo de ese hombre era descomunal, como dije al principio. Una vez le vi el guebo a mi tío y lo tenía gigante, y por eso me recordó un poco a él. Estaba totalmente parado. Lo toqué con mis manos para conocerlo mejor, sentía sus venas, y con las manos cerradas lo logré medir, y eran tres manos mías, pero es decir, no tres cuartas, sino que lo tomé desde la base como apretando una botella de refresco y en seguida puse otra mano encima (como hacen en el beisbol agarrando un bate para elegir quién jugará primero) Y pues bueno, eran tres manos mías, imagínense. Por un momento me cohibí porque me detuve a pensar cómo iba a hacer para meterme todo eso en el culo, pero ya estaba allí, así que seguí con lo mío. Lo masajeaba de arriba abajo, él suspiraba, supuse que le estaba gustando. —Dale un besito, al menos vale, naguará. — ¿Un besito? —Pregunté con un tono de voz de zorrita— ¿Así? —dije dándole un besito en el glande lentamente. Él dio un gran suspiro y asintió. Luego le di otro beso en el glande pero lo introduje más en mi boca, era suave, como piel de bebé. Él, a todas estas, no dejaba de suspirar con los ojos cerrados. Seguido de esto, me metí toda la cabeza en ...