1. Déjame ser yo


    Fecha: 26/07/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: wastedLalo, Fuente: SexoSinTabues

    ... Gamaliel un ejemplo de belleza inmortal. Era una diosa, era su Diosa. Volvió a carraspear. —Melissa, tienes esclavos allá en bayamon? – le preguntó de sopetón enrojeciendo nada más terminar la frase. Melissa esbozó una sonrisa. Sus ojos parecieron sentir lástima de la angustia por la que estaba pasando Sam. Le acarició la mejilla con su mano blanca, de dedos largos y bien formados. ―Claro mi amor, Papá posee una plantación con unos…, no estoy segura pero calculo que entre braceros y domésticos, machos y hembras, crías, niños y adultos debemos tener unos cuatrocientos. El rostro de Gama reflejó la desolación que sentía en aquellos momentos. ¡Cuatrocientos esclavos! Madre mía, pensó, si me hubiera dicho dos o tres… ¡pero cuatrocientos! —Verás, amor mío… mis padres son Narcos… – y bajando la voz y la mirada añadió en voz más baja –: y yo también. Melissa seguía mirándolo con la misma sonrisa que había dibujado cuando Gama había comenzado a preguntar lleno de zozobra. Amplió aún más la sonrisa, mostrando una perfecta hilera de dientes blancos rodeados por sus rojos y sensuales labios y se encogió de hombros ladeando graciosamente la cabeza, como queriendo decir, y qué? El carro seguía su paso por los caminos rodeados de la exhuberante explosión de la naturaleza que ofrecía la primavera. El cochero, un hombre estirado, de unos cincuenta años, se sonreía por lo bajo. Se divertía escuchando la conversación de los dos tortolitos. ― Explícate – le dijo Melissa que vio la oportunidad ...
    ... de presionar a Gamaliel y de hacerle decir ahora y aquí lo que ella quería oír, máxime si iba a enfrentarse a un tribunal constituído por los padres y la hermana de Gama , si es que el mismísimo Gama no formaba parte también de ese tribunal. —Esto… no sé cómo decirlo… yo… yo… es que… – Gama estaba cada vez más nervioso y desconcertado. Había hecho una pregunta que lo atormentaba desde hacía días y ahora resultaba que no solo no parecía afectada en lo más mínimo sino que era ella la que lo ponía a él en una situación de la que no sabía como salir. ―¡Gamaliel viruet! – la voz de Melissa sonó un poco aguda, es más, a decir verdad bastante aguda. Era el mismo tono de voz que utilizaba cuando se enfadaba con alguna esclava. Ese tono de voz que hacía que la esclava a la que se dirigía pudiera acabar orinándose encima de pura angustia y de puro miedo – ¿Puedes decirme cuales son tus intenciones? ¡Te ruego que seas sincero conmigo! ¡Soy una mujer, y por tanto débil ante un ataque frontal contra mi corazón, contra mis sentimientos! ¡No voy a permitir que nadie se burle de mí ni que juegue con mi pobre corazón! ¡Si mis padres, o yo, o mi familia, o mi posición son un inconveniente para ti quiero saberlo ahora! Melissa terminó su pequeña escena medio improvisada tapándose la cara con ambas manos y emitiendo un sollozo que colocó a Gama al borde del infarto. Pero qué había hecho él? De repente vio que la perdía. No. Eso no. No sabía aún cómo iba a resultar pero le daba igual. Por ella ...
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