1. Primo Bully, parte 2


    Fecha: 25/04/2022, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Lolito41, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... músculos. Y lo estaba dejando masajearme las nalgas sin oponer resistencia. Y además, ya se le había formado a Toño una gran erección que restregaba en mi pubis y yo no hacía algo por evitarlo, al contrario, intentaba recibirla mejor, haciéndole espacio para frotarse contra mi cuerpo. ¡Estaba haciendo lo posible por sentir mejor su verga! Era increíble, lo estaba haciendo y no lo podía creer. En verdad me tenía muy sorprendido a mí mismo. Digo, no es lo que hacía todos los días. Ya sé que me estaba gustando mucho la idea de ser su putita Andrea, pero eso había sido apenas unos minutos antes. Seguía siendo una experiencia completamente nueva.
    
    Entonces, sin poder salir de mi azoro, todavía en estado de shock por la forma en que yo mismo estaba reaccionando, Toño rompió, afortunadamente (o no tanto), el momento:
    
    - Pinche putito, te gusta, ¿verdad?
    
    Eso me hizo despertar un poco de la ensoñación en que estaba y le respondí, como dije antes, como todo un hombrecito:
    
    - Putito tú pendejo, yo no soy el que le está agarrando las nalgas al otro.
    
    Eso lo dejó frío, no pudo ocultar el sacón de onda, no sabía qué decir o qué hacer, y cuando le iba a decir que yo no era el que tenía el pito parado, me di cuenta de que yo tenía el miembro tan erecto como Toño y mejor ya no dije más.
    
    Parecía que había quedado intacto mi “honor de hombrecito”, si tal cosa existe, por el momento, pero en la intimidad, conmigo mismo, sabía que algo muy intenso se estaba gestando entre nosotros, ...
    ... algo completamente nuevo, muy inquietante y perturbador, pero a la vez sumamente seductor, rico y adictivo. Mi primo se sentía atraído hacia mí, por lo menos hacia mi trasero, y eso era suficiente para prenderme la mecha de la sensualidad y la cachondez, y desear ser la putita de alguien.
    
    Y aquí siento la necesidad de aclarar, para no volverlo a decir, que nunca había sentido nada que se pudiera parecer a atracción por personas de mi mismo sexo, ni siquiera había pensado en ello. Tenía un rol sexual perfectamente definido y ya había experimentado algunos acercamientos sexuales con niñas de mi edad. Me gustaban las mujeres, no tenía ninguna duda, pero no imaginaba que había otras cosas que también podía disfrutar mucho.
    
    Entonces, sin darle tiempo de responder, y sin pensarlo (no estaba pensando, estaba actuando por instinto y dejándome llevar por el momento), cambié mi estrategia y traté de llevar las cosas hacia un lugar un poco más suave, menos violento.
    
    Así como estábamos tomados uno al otro, en esa especie de abrazo como de lucha libre, que había bajado su fuerza y su tensión, pero que seguía haciendo que nuestros miembros erectos se rozaran y se percibieran mutuamente con claridad porque seguíamos dándonos empujones con nuestros pubis, dije con un tono mucho más calmado y conciliador:
    
    - A ver Toño, escúchame por favor.
    
    Hubo una pausa y su mirada parecía decir “sí” u “ok”.
    
    - ¿Por qué me has tratado así desde que llegué? ¿Pues qué carajo te hice güey? ¿O ...