1. Noche de insomnio


    Fecha: 26/07/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: nostradamus, Fuente: CuentoRelatos

    Aquella noche de insomnio, primera y única de mi vida.
    
    Me había ido a la cama temprano, pero sin poder conciliar el sueño decidí ir a tomarme un trago. Eran cerca de 11,30; la calle estaba solitaria, pero el bar me quedaba apenas a una cuadra, por lo que resolví ir caminando.
    
    Traspuse la puerta del bar y me dirigí a la barra, también algo tranquila; poca gente y no altamente bulliciosa, aunque se escuchaban risas y murmullos. La gente platicaba tranquilamente. Una suave música de blues se dejaba oír sin mayor volumen. Todo perfecto, era lo que quería; tomar un par de trago y luego irme a casa.
    
    Ricardo el mesero me atendió con una sonrisa y unas buenas noches pausadas, que se me antojó con voz sensual… al menos eso percibí.
    
    Le di la mano en señal de saludo y le devolví la sonrisa; sus ojos negros se fijaron en los míos haciéndome sentir una extraña sensación de acercamiento e intimidad, que por alguna circunstancia desconocida me agradó.
    
    A Ricardo ya lo conocía hace algún tiempo, pero no había tenido con él ninguna conversación que se diga larga e importante. Unos cuantos saludos, y algún comentario del clima y cualquier otro detalle, nada trascendental; pero aquella noche, no era usual, lo noté en sus ojos.
    
    Me sirvió el Whisky en las rocas, muy generoso, y me dispuse a libarlo merodeando con la vista el lugar. Unas cuantas chicas conversando animadamente, unos chicos sentados en varias mesas, y un ambiente agradable, sin humo de cigarrillo, lo que me gustó, ...
    ... aunque no durara mucho tiempo así.
    
    Ricardo atendió a una pareja contigua a mí, y acercándose me dijo
    
    —Vaya, algo tarde para un trago… digo para el primero.
    
    —Sí, realmente no podía conciliar el sueño y fastidiado me decidí a venir… ya lo ves
    
    — O sea que te tomas uno y te vas… —me preguntó tuteándome de una forma atrayente.
    
    —Sí, o tal vez dos, todo depende…
    
    — ¿De?
    
    —Del sueño…
    
    —Vaya, vamos a alejártelo… —dijo esta vez sonriendo más sonoramente.
    
    Le devolví la risa menos reciamente, pero acercado mi vaso hacia él, en son de aprobación, a lo que había dicho.
    
    —Veremos —le dije
    
    —Y ¿cómo lo vas a lograr? —le pregunté
    
    —Cierro a la una… te invito a quedarte y luego me tomo un trago contigo ¿aceptas? —me dijo sin mucho rodeo
    
    —Uh, creo que sí, suena sugestivo
    
    No había duda, aquella noche sería diferente para Ricardo y para mí.
    
    La hora, una menos cuarto. Las personas, clientes del sitio fueron abandonando el lugar, y definitivamente Ricardo y yo nos quedamos solos.
    
    Cerró la puerta del bar, bajó las luces y se acercó a mi lado con un whisky en la mano; brindamos y seguidamente me besó en la boca, lo que no rehuí, por lo contrario, le correspondí con un largo beso de nuestras bocas muy húmedas. Nos pusimos de pie acercando nuestros cuerpos y continuamos besándonos y acariciando por la cara y cuello. Algunos jadeos salían de nuestra respiración… y “un me gustas” se escapó de la boca de Ricardo.
    
    Su mano buscó afanosamente mi paquete que estaba ...
«1234...»