1. Noche de insomnio


    Fecha: 26/07/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: nostradamus, Fuente: CuentoRelatos

    ... antecámara de la habitación de Sofía y Ricardo− y allí nos entregamos a uno de nuestros placeres, un perfecto sesenta y nueve donde se lucen nuestras vergas hasta saciarse, es decir, hasta vaciar la última gota de la miel más pura del amor.
    
    El semen de Ricardo es agridulce, divino, esplendoroso; con una viscosidad intrigante que yo deleito hasta la última gota.
    
    Me gusta, cuando lo tengo en mi boca, que se vaya deslizando suave y fragante hasta mi garganta, donde le retengo por momentos hasta devorarlo como elixir de los dioses. Es de un calor fascínate−diría caliente− como lo es Ricardo.
    
    Ricardo me dice, y le bromeo−porque él no ha tenido otro− que nadie tiene un falo más hermoso que el mío, el cual siendo realmente unos centímetros más grande que el de él, no dista mucho de ser divino como el suyo. Su glande es hermoso, su pelambre me enloquece y suelo jugar por horas peinándolo con mi lengua, hasta profundizarme en su perineo, lo que le suele dar a Ricardo un intenso placer. Él es mi varón y mi hembra, me encanta complacerle.
    
    No podíamos perder tempo, pero todo lo hacemos pacientemente, pues siempre hemos sido de la idea de que las oportunidades perenemente estarán esperándonos para brindarnos nuestro momento.
    
    Ricardo me pidió, teníamos tres semanas sin hacerlo, que lo penetrara.
    
    Nosotros usamos preservativos, pues sabemos que el acto anal reviste ciertos peligros cuando no se toma las previsiones.
    
    Ambos nos colocamos los condones y nos entregamos ...
    ... de lleno al amor fálico; a uno de los placeres−como ya les he dicho− más divinos que podemos disfrutar.
    
    La penetración anal nos brinda delicia, unido a una sensación de dolor que se hace goce en sí misma. Es imposible describir como poco a poco el ano se va dilatando hasta lograr albergar 14 centímetros de grueso falo, como el de Ricardo, o como el mío de 16 centímetros, hasta llegar totalmente erguido a posarse, a posesionarse de un orificio cálido y tierno, que casi lagrimea; suda, al tener de visitante a tan apetitoso huésped.
    
    Se nos brindó dos horas y media de placer, y no las desperdiciamos, por lo contrario, logramos extraerle hasta el último segundo de delectación.
    
    Ricardo con su denotada paciencia me poseyó hasta lograrme un orgasmo anal increíble. Orgasmo que muchos niegan, pero que realmente se produce.
    
    Ese orgasmo no es cuando se provoca en mí la eyaculación−que es orgasmo por naturaleza− sino en el momento de la profunda penetración, cuando Ricardo juega a sus anchas en mi interioridad con su falo prodigando placer, y dejando dentro de mí su chorreo−aunque ficticiamente− que me enloquece hasta lograr mi propio orgasmo anal. En ese momento mi corrida anal es superior a cualquier placer sexual semejante. Ricardo es capaz de correrse dos veces continuadas en mi ano, lo que me permite disfrutarle una y otra vez.
    
    Cumplida esa faena, donde toda la naturaleza de Ricardo ha quedado depositada en el preservativo, se dispone mi lengua y mi boca seductora a ...