1. Los limoneros III


    Fecha: 27/07/2018, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues

    ... casa. -Tengo que devolverte el anorak. -a pesar de que la calefacción estaba apagada, se sentía el calor del hogar, y en la chimenea aún quedaban rescoldos debajo de las cenizas blancas. -Yo…, Cristian…, no quiero repetirme, pero me gustaría que no marcharas. Soy muy torpe para expresar mis sentimientos, tu lo sabes mejor que nadie. -me fui acercado a él con el anorak en las manos y me lo arrebató, poniéndolo entre los dos haciendo de escudo, queriendo esconderse otra vez. Alargué la mano y enterré los dedos en su barba, deslizándolos has apoyar las yemas sobre su abrasadores labios apretándolos, me besó los dedos y dejó caer el anorak para agarrarme por la cintura. Sus labios me sabían divinos, dulces y cálidos, pasando con suavidad sobre los míos, acariciadores, tentadores. Los brazos me rodeaban el cuerpo apretándome contra él. -Te quiero Cristian, te amo y no quiere que te vayas, deseo estar siempre contigo, a tu lado. -jadeaba hablando y besándome, me elevaba en el aire para que nuestros rostros estuvieran al mismo nivel y yo me sujetaba a su cuello, buscando su boca cada vez que la apartaba para hablar. -Diez años esperando para me dijeras que me quieres. ¡Ohh! Raúl, me hace tan feliz oírtelo decir. -Pues me lo escucharás muchas veces, te amo, te amo, te amo. Siempre te he amado, pero no he sabido actuar ni decírtelo. Te tuve para mi y durante un año te violé, era peor que mis amigos, ellos lo hicieron una vez y yo todo un año, casi todos los días. -Quédate Raúl, esta ...
    ... noche acompáñame, vamos a mi habitación. -sin dejar de abrazarme se quitó los zapatos y yo los míos, me cogió en sus brazos y comenzó a caminar. Su olor era el mismo que había quedado registrado en mis sensores y escondía la cara en la barba de su cuello mientras me subía por la escalera, seguimos besándonos en la habitación, sin parar, sin descanso hasta que comencé a desabotonarle la camisa, no llevaba camiseta y su velludo pecho quedó al descubierto, empecé a aflojarle el cinturón y quiso ayudarme, le aparte las manos en un ruego mudo de que me dejara a mi, bajé sus pantalones y el ajustado bóxer, él fue elevando los pies para que la ropa saliera. Hice un rápido recorrido visual por su cuerpo. No, no era el Raúl de hacía diez años. Ahora era un hombre de veinticuatro años, lleno de vida y vigor, perfecto para mi gusto, hermoso hasta hacerme daño en el pecho, mordí mi labio deseando comérmelo en ese momento. Ahora llegaba mi turno, y deseaba con toda mi alma que lo que le enseñara fuera de su gusto, también yo había cambiado aunque no tanto. Me deshice de la camisa y la chaqueta a la vez, para enseñarle la blancura de mi piel, alterada por las morenas aureolas de mis tetitas minúsculas, sin vellos por parte alguna, solamente en los sobacos, sin carne, flaco. El pantalón me supuso más esfuerzo, tuve que inclinarme para bajarlo por lo apretado que lo llevaba, en una postura un poco incómoda que le mostraba la espalda y las nalgas según iba desprendiendo mi segunda piel. Así, a ...